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130 RICARDO GONZÁLEZ CASTRILLO
número de ballestas era escaso porque los soldados que salieron de la Goleta
se las llevaron, y las que quedaban eran inservibles por varias razones. De
ahí que esperase recibir 300 nuevas, además de dos artesanos especializados
en fabricarlas. También los arcabuces llegados de Málaga eran de mala calidad
y no valían “mas de por hierro viejo”117. En consecuencia, solicitaba su
sustitución por la misma cantidad recibida, es decir, 300. Igualmente las picas
eran escasas y deficientes. Y tampoco quedaba demasiada pólvora pues
se empleaba en las tareas de construcción.
Una de las peticiones que los soldados amotinados habían expresado
en su memorial al monarca era que los mercaderes pudieran libremente
vender sus productos en la Goleta, estableciendo el precio que estimasen
conveniente. Tovar vigiló muy de cerca la actuación de los mismos e, incluso,
llegó a expulsar de la fortaleza a quienes contravenían las instrucciones
dadas. Por otro lado, reconocía haberse equivocado a la hora de juzgar al
capitán Mondragón, para quien anteriormente había solicitado el cese de su
puesto, y que su compañía pasase a Alonso de Monroy. Pero después de tratarle
personalmente, cambió de parecer y reconocía ahora que tenía “alguna
abilidad para toda cosa, y ansi vsa bien su cargo”118. No obstante, Mondragón
murió poco después y Tovar designó como capitán de su compañía al
alférez Estíbaliz de Emparan, con veinticinco años de servicios119.
La sospecha de corrupción que afectó a varios oficiales de la Goleta
alcanzó también a la persona de su gobernador, que sufrió desconfianzas y
recelos por un presunto soborno al encargado de los bastimentos. Por supuesto,
Tovar negó haber cometido tal infracción, achacando la acusación
a la mala voluntad de algunos subordinados. Lo cierto es que había quienes
estaban molestos con él por controlarles demasiado en sus trabajos, pues
lo que querían era que “que tuuiese yo mas cuidado de otras cosas que de
mirarles siempre en las manos”120. Y aprovechó la visita de Niño para informarle
de sus desavenencias con sus principales adversarios, el pagador y el
contador de la Goleta, a quienes acusaba de informar al emir tunecino de lo
que sucedía en la fortaleza121. Su mayor enemigo era, sin duda, este último,
sospechoso de haber alentado el motín; si bien reconocía que era una persona
experimentada y hábil en su oficio, y sería una gran pérdida deponerle
de su cargo.
117 Ibidem.
118 Ibidem.
119 A.G.S., Guerra y Marina, leg. 16, doc. 54. “Carta de Francisco de Tovar al emperador”
de fecha 3 de septiembre de 1539.
120 A.G.S., Guerra y Marina, leg. 15, doc. 34. “Carta de Francisco de Tovar al emperador
Carlos V” de fecha 9 de junio de 1539.
121 Gutiérrez Cruz, Rafael: op.cit., pág. 283.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 130-138. ISSN: 0482-5748