218 AGUSTÍN J. PÉREZ CIPITRIA
conspirar y atacar nuevamente contra tierras navarras ofreciendo devolver
la corona a Juan de Albret y Catalina (últimos reyes de Navarra), muy afines
a la causa francesa. En este contexto y en defensa de los intereses españoles,
en marzo de 1516, el regente de Aragón don Alfonso, alertado por esta
conspiración, buscó el apoyo militar de Cisneros pese a que su autoridad en
Castilla aún no estaba muy consolidada y no disponía de muchos elementos
para resistir la amenazante invasión51. Sin embargo, el cardenal no dudó en
actuar de inmediato, ordenando enviar fuerzas militares para hacerse cargo
de las fortalezas de Navarra. Para dirigir esta misión puso al mando al coronel
Villalba, un distinguido militar que ya luchó en las guerras de Italia junto
al Gran Capitán52.
Villalba siguió con máxima diligencia las instrucciones de Cisneros
que consistían en llevar las tropas a Roncesvalles antes de que lo hicieran
los franceses, consiguiendo así el control estratégico de una de las zonas de
acceso más importantes de este antiguo reino. Seguidamente, en el mismo
mes de marzo de 1516, dio la orden de atacar a una parte de las tropas fieles
a la causa de Juan de Albret, logrando finalmente la victoria, lo que supuso
que este último huyera junto a su esposa Catalina de Foix a sus tierras de
Bearne (Francia) en donde morirían poco tiempo después53.
Tras el éxito conseguido sobre los galos, Cisneros no dejó de actuar
en tierras navarras, ya que consideraba que el problema de este conflicto no
solo se solucionaba con la derrota de los más afines a la causa de Juan de Albret
y Catalina de Foix, sino que también era necesario asegurar la lealtad de
todos los nobles navarros. Para tal fin, envió a un agente, apellidado Salazar,
con la misión de conocer el estado del reino y extraer conclusiones sobre la
opinión pública de las ciudades.
Tras permanecer un tiempo en contacto con la sociedad navarra y habiendo
viajado por todo el reino, Salazar detectó que muchos de sus castillos
y fortalezas poseían fuertes defensas que podían suponer una amenaza en
caso de que se produjeran conflictos internos. Valorando esta advertencia,
Cisneros dio nuevas órdenes a Villalba para que destruyera las murallas y
baluartes de los castillos que podían ser refugio de los nobles sospechosos
de atentar contra la causa castellana. También determinó que se erigiera una
51 SOTTO, Serafín María de: Historia orgánica de las Armas de Infantería y Caballería
españolas desde la creación del ejército permanente hasta el día / por el teniente general
Conde de Clonard, Tomo III. Imprenta de B. González, Madrid, 1851-1859, pág. 15.
52 STARKIE, Walter: op. cit., pág. 432.
53 CEDILLO, Conde de: El Cardenal Cisneros, gobernador del reino, vol. I. Real Academia
de la Historia, Madrid, 1921, pág. 211.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 218-232. ISSN: 0482-5748