ESPAÑA, PRIMAVERA DE 1939. RADIOGRAFÍA DE UN EJÉRCITO 19
Los defensores establecieron varias líneas de contención en el frente
catalán, desde las que confiaban en librar con ventaja una batalla defensiva
cuyo grado de desgaste no lograrían superar las fuerzas nacionales, que
acabarían agotadas y empantanadas, otorgando a la República el tiempo que
necesitaba para que la cambiante situación en Europa le favoreciera con un
estallido general, única tabla de salvación ya para el gobierno de Negrín
(recuérdese que la tinta del pacto de Munich, claro preludio de una nueva
guerra en Europa, aún estaba fresca a la altura del tiempo que estudiamos).
El sector donde se librarían los primeros combates se localizaba a lo largo de
los ríos Noguera-Pallaresa y Segre, un terreno cortado por varias cadenas de
las estribaciones pirenaicas que se extendían de Norte a Sur, favoreciendo
la defensa y dificultando enormemente la progresión de Oeste a Este, justo
la línea que habrían de seguir los atacantes. El inicio de la ofensiva sobre
Cataluña se proyectó inicialmente para el 10 de diciembre de 1938, aunque
sucesivas cancelaciones hicieron que comenzara finalmente en la madrugada
del día 23, con un clásico ataque en tenaza a cargo de dos grandes
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 19-52. ISSN: 0482-5748
agrupaciones de maniobra4.
En el Sur, el asalto principal fue llevado a cabo por los cuerpos italiano
y navarro, que cruzaron el Segre frente a una escasa resistencia y tras
una potente preparación artillera. Los defensores fueron sorprendidos completamente
y se dieron numerosos casos de deserción, incluidos de oficiales,
especialmente entre las filas de la 56ª División. En pocas horas se produjo
la ruptura y la consolidación de la cabeza de puente al otro lado del río, en
un frente de unos quince kilómetros. En el Norte atacaron unidades de los
CEs de Urgel, del Maestrazgo y de Aragón, que se dirigieron hacia Artesa
de Segre tras romper la resistencia enemiga. El terreno era aquí más difícil y
la progresión resultó mucho más lenta, aunque, poco a poco, la 26ª División
republicana fue retrocediendo.
La República tardó en reaccionar ante la ofensiva, al no ser consciente
de la magnitud de la misma y de los decisivos éxitos conseguidos por los
atacantes en el primer día de batalla. Rojo vio cómo sus planes se desmoronaban
y envió para cerrar la brecha a los V y XV CE de Líster y Tagüeña,
ambos de disciplina comunista y bien curtidos en la batalla del Ebro, que
ahora permanecían en reserva. Su objetivo era Serra Grossa, en cuyos alrededores
esperaban derrotar a los italianos antes de que lograsen profundizar
en su penetración. Los defensores recuperaron parte de su espíritu de lucha
ante la llegada de los refuerzos, pero era poco realista confiar ya en lograr
4 Ver para detalles el siempre imprescindible Martínez Bande, José Manuel; La ofensiva de
Cataluña; monografía de la Guerra de España nº 14, Servicio Histórico Militar, Editorial
San Martín, Madrid, 1979.