192 JUAN PÉREZ CARRANDI
para él es el tigillo de Horacio, su paso bajo la viga99, el origen del yugo
militar. El yugo de Horacio se había dispuesto para que el héroe expiase y
purificase el crimen cometido.
El romano volvió del combate con los curiacios hirviente de furor
bellicus, lo cual imposibilitaba su incorporación directa a la vida civil sin
el sometimiento previo a un rito de paso. En cambio, Gille100 sostiene que
este ceremonial purificatorio no sería privativo de los romanos, sino que se
alimenta del sustrato indoeuropeo, una teoría que ya desarrolló en su momento
Dùmezil101.
Dando un paso más, Fowler asociará el caso de Horacio con el paso
de los soldados romanos bajo el arco triunfal, y en ambos casos estaríamos
ante ritos de paso a través de los cuales los soldados han de purificarse
de manera previa a su incorporación a la comunidad102. Los soldados
victoriosos habrían de purificarse luego de haber mantenido contacto con
el enemigo, y en este sentido el autor cree que el yugo sobre los vencidos
habría tenido un carácter de limpieza sobre estos, hecho que no llegamos a
comprender plenamente.
99 FOLWER, William Warde: Roman Essays, cit. p. 71.
100 LIOU-GILLE, Bernadette: “La perduellio: les procès d´Horace et de Rabirius”, en Latomus,
núm. 53, 1994, pp. 26 y 27.
101 DÚMEZIL, George, Horaces et Curiaces, París, Gallimard, 1942. Dùmezil relacionó la
purificación de Horacio con la leyenda irlandesa del héroe Cúchulain, quien tras participar
en un combate similar al de Horacio -con tres individuos-, posee tal nivel de cólera
que acaba convirtiéndose en un individuo nocivo para la comunidad. Por ello, antes de
tornar a su hogar se envía a su encuentro a cincuenta jóvenes desnudas que lo hipnotizan
y sumergen en tres gran des hoyas de agua que terminan hirviendo por el calor de su
sangre. Finalmente, el héroe se calma y puede tornar de forma segura a la comunidad.
El relato de Horacio, similar al irlandés, refiere el peligro que puede representar para
la colectividad un guerrero recién tornado del combate. De esta forma, Horacio no se
habría desprendido de su furor bellicus y habría tratado a su hermana como un enemigo
público, asesinándola.
102 La asociación del arco triunfal romano con un elemento de purificación de la tropa
que torna victoriosa es tomada por Fowler de otro autor, Frazer, quien afirmase que
los guerreros se mueven en un ambiente de riesgo espiritual que les obliga a hacer
uso de gran cantidad de supersticiones de una naturaleza muy diferente a la utilizada
racionalmente contra los enemigos de carne y hueso. Los soldados, en los momentos
anteriores y posteriores a los conflictos armados, son llevados a un estado de reclusión
o cuarentena espiritual. Frazer expone el ejemplo de los indios greek, que no mantenían
relaciones sexuales durante los tres últimos días previos a partir a la guerra y, en
el mismo sentido, también a la vuelta, todo con un fin purificatorio. Las tribus de los
bapedi y los bathonga, ambas sudafricanas, vivían situaciones análogas: los guerreros
victoriosos no podían incorporarse de inmediato a la comunidad y habían de purificarse
por el miedo a los espíritus de los muertos FRAZER, James George, La rama
de oro, Trad. Elizabeth y Tadeo Campuzano, México, Fondo de Cultura Económica,
1944, pp. 179-182.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 192-196. ISSN: 0482-5748