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LA ARTILLERÍA JURAMENTADA EN LOS SITIOS BRITÁNICOS … 159
Obviamente, nada de esto fue contemplado cuando el domingo 19 de
mayo, tres días después del combate de La Albuera, Lord Wellington reunió
en Elvas al coronel Richard Fletcher y al mayor Alexander Dickson, responsables
de los cuerpos de ingeniería y artillería respectivamente, para coordinar
los trabajos de cerco. Abandonado el plan anterior de tomar la plaza
por el sur, las órdenes contemplaban en esta ocasión dos asaltos simultáneos
contra el fuerte de San Cristóbal y el castillo al que dominaba. Para lograr
abrir brecha en el primero, la artillería contaría con doce piezas de 24 libras
y cuatro de 16, junto a dos morteros de 10 pulgadas y cuatro de 8; mientras
que para el castillo se emplearían catorce piezas de 24, dos morteros de 10
y cuatro de 8. Todas ellas serían servidas por tres regimientos portugueses
que hacían un total cuatrocientos hombres, a los que se sumaron otros ciento
diez procedentes del Real Cuerpo de Artillería Británico47.
Con todo, no fue sino hasta el 25 de mayo cuando las columnas de la
VII División del teniente general Houston hicieron su aparición en las alturas
próximas al fuerte de San Cristóbal. Formada en marzo de ese mismo
año, era esta una división ligera con dos brigadas, dirigidas por los generales
hannoverianos Karl August von Alten y John Sontag, además de otra portuguesa
al mando del general Federico Lecor, cuya heterogénea composición
le había valido el título de “La Mestiza”48, pues no sin razón, además de
dos regimientos de la Legión Alemana del Rey, contaba con un batallón de
tropas del Ducado de Brunswick y otro de Chasseurs Britanniques, unidades
ambas formadas con mercenarios polacos, suizos, croatas e italianos, de
escasa disciplina y frecuente tendencia a la deserción49.
Acampados en Santa Engracia, al otro lado del río, aún tuvieron que
esperar dos días a que la III División del teniente general Picton, a la que
acompañaban las brigadas portuguesas de Hamilton, terminase de cruzar el
puente de barcas emplazado aguas abajo y tomara posesión de la orilla iz-
47 Jones, John Thomas: op.cit., pp. 38-39.
48 Literalmente “The Mongrel”. OMAN, Charles: Wellington’s Army 1809-1814. Edward
Arnold, Londres, 1913, pág. 171.
49 Precisamente, tras los fallidos asaltos de junio de 1811, Lord Wellington escribiría al
conde de Liverpool lamentando esta circunstancia e informando “que desde el comienzo
del asedio de Badajoz, han desertado 52 Chasseurs Britanniques, a pesar de contar tan
solo con una parte de ellos en el Ejército, puesto que sospechamos que unos 686 se quedaron
en Lisboa. El riesgo de la deserción de estos soldados para nuestras armas es muy
elevado, ya que es casi el único modo por el que el enemigo puede adquirir información;
pero además de este perjuicio general, cuyo alcance no es poco, sería conveniente
acrecentar estos cuerpos con más tropas. Me temo que el reclutamiento, tanto de los
Chasseurs Britanniques como de la Legión de Brunswick, no se está llevando a cabo del
modo en que fue propuesto al Gobierno, sino que se está cubriendo con prisioneros y
desertores de otros cuerpos.” Gurwood, John: op.cit., pp.11-12.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 159-170. ISSN: 0482-5748