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26 FERNANDO CALVO GONZÁLEZ-REGUERAL
en el frente granadino, sin ninguna trascendencia, y la segunda, más importante,
en el de Madrid, donde el Ejército del Centro del coronel Segismundo
Casado, fuerte en más de 16 divisiones, lanzó tras una densa preparación
artillera un ataque el día 13 de enero de 1939. La operación en realidad era
un remedo de la gran ofensiva sobre Brunete de julio del 37, con la diferencia
de que ahora no había factor sorpresa, el terreno estaba fuertemente
protegido con obras de fortificación perfectamente estudiadas y construidas,
contando además esta vez los nacionales con nutridas reservas en el sector.
Como nos informa Martínez Bande: “Era la confesión palmaria del nulo resultado
obtenido con esta operación, con ausencia absoluta del más pequeño
éxito y una desproporción exorbitante de bajas. Esto fue la gota que rebosó
el vaso de la falta de moral, ilusión y esperanza en ganar la guerra, latente
desde hacía mucho tiempo en Madrid”7.
Para concluir este punto, la ofensiva sobre Peñarroya fue un coletazo
simbólico, duro, del Ejército Popular de la República, intento desproporcionadamente
fuerte para lo que se pretendía obtener con él y, sobre todo, por
producirse a esas alturas tan tardías de una guerra claramente perdida en lo
militar. Dos autores de signo contrario resumieron en su día el espíritu de
esta batalla postrer: “La ofensiva de Extremadura fue un último y desesperado
intento. Se acumuló en ella toda la fuerza posible. Pero era una fuerza
ciega, pues el Ejército de la República jadeaba ya, malherido, y sus mandos
no tenían ninguna fe en los resultados y actuaron con desgana” (Ángel María
de Lera, número extraordinario sobre la Guerra Civil en los inicios de la
revista Historia y Vida); “Sucedió lo de siempre: que las fuerzas atacantes
rompieron fácilmente un frente escasamente guarnecido, que gozaron de
libertad de movimientos durante dos jornadas más, que se vieron frenadas
a la cuarta o quinta y que poco después se veían obligadas a pasar a la
defensiva” (Salas Larrazábal, Historia del Ejército Popular). Todavía más
claro, Vicente Rojo en su libro que venimos citando -¡Alerta los pueblos!-,
asegura que la clave de esta derrota fue la falta de iniciativa táctica y técnica
de los jefes de sus unidades, “capaces de realizar un primer esfuerzo decidido,
eficaz, audaz, meritorio; pero ante lo desconocido, frente a un enemigo
dispuesto a la resistencia y capaz de maniobrar, se desconcertaban y se sentían
inferiores, como en Brunete, Belchite, Teruel, el Ebro”. Después nos
informa de que su enemigo sacó pocas fuerzas de Cataluña para contener
este ataque, lo que no le impidió seguir libremente con sus planes y acabar
su decisiva ofensiva en aquella región española.
Pero todavía quedaba un último acto de la guerra aún más asombroso…
7 Martínez Bande, José Manuel; El final de la guerra civil; Editorial San Martín, Madrid 1985.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 26-52. ISSN: 0482-5748