MUJERES Y EJÉRCITO EN TIEMPOS DE NAPOLEÓN 91
En tierras de Dinamarca le sorprendió al marqués de La Romana la
sublevación del 2 de mayo de Madrid. Para evitar caer prisioneros de los
franceses, el marqués fingió seguir siendo fiel a la alianza con los franceses,
pero en secreto pudo contactar con los ingleses, y planear la huida a España
a bordo de buques británicos. Y así se hizo.
En agosto, la mayoría de las tropas del cuerpo expedicionario español
al mando del marqués de La Romana (más de 9.000 hombres) pudieron
embarcar apresuradamente en la isla de Langueland y regresar a España.
Entre las tropas repatriadas, viajaron numerosas mujeres, aunque resulta
imposible determinar el número exacto porque los datos que proporcionan
las diversas fuentes consultadas fluctúan de unas a otras. El contralmirante
Keats, jefe de la flota inglesa que repatrió a los expedicionarios, afirmó que
viajaban más de 234 mujeres y niños. Boppe asegura que los buques ingleses
trasportaron a 18 esposas de oficiales, 127 de suboficiales y tropa, 67
criadas y 60 niñas. También podemos encontrar datos sobre el número de
mujeres repatriadas de Dinamarca en la Memoria de De la Quadra, aunque
las cifras varían ligeramente respecto a los anteriores: 116 mujeres, 67 niñas
y 49 criadas; o en la Memoria del coronel Astrandi, donde se señala que las
mujeres presentes eran 127 sirvientas, 34 esposas de jefes, 32 de oficiales,
254 de suboficiales y tropas, y 135 niños67.
Al margen de las cifras que proporcionan unos y otros, hay algo que
resulta más que evidente: la orden de que estas mujeres se quedaran en
Hamburgo, y no se trasladaran a Dinamarca, no fue cumplida.
El problema surgió con los más de 4.000 hombres del cuerpo expedicionario
que, por distintas circunstancias desafortunadas, no pudieron
escapar de Dinamarca, y fueron hechos prisioneros por los franceses. Estos
soldados fueron conducidos, en carretas y en muy malas condiciones, a diferentes
depósitos de prisioneros situados por toda Francia. En esa ocasión,
sus mujeres, una vez más, tampoco dudaron en seguirlos. Lo veremos en el
siguiente epígrafe.
La situación de estos prisioneros también repercutió en la situación de
sus mujeres residentes en España (ya fuera porque decidieron quedarse en
su hogar, ya fuera porque regresaron de Etruria meses antes). Si bien durante
los primeros meses debieron recibir, de forma puntual y con cierta regularidad,
la asignación correspondiente (al menos la documentación consultada
no indica lo contrario), al estallar la guerra contra Francia, y caer sus mari-
67 Aunque las cifras son ciertamente dispares entre ellas, sí da una idea, cuanto menos,
de la existencia de esos colectivos humanos entre las unidades militares españolas. V.
PORRAS Y RODRÍGUEZ DE LEÓN, Gonzalo: De los últimos de Kronstad y otros olvidados
de la Guerra de la Independencia. Ministerio de Defensa, Madrid, 2009, pág. 33.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 91-102. ISSN: 0482-5748