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LA ARTILLERÍA JURAMENTADA EN LOS SITIOS BRITÁNICOS … 151
Los británicos achacaron el fracaso de este primer cerco a las carencias
de la artillería portuguesa. Llegaron a decir que sus cañones habrían
hecho las delicias de cualquier museo, porque databan de mediados del siglo
XVII, eran imposibles de calibrar y muy poco fiables en aquellas circunstancias,
a lo que había que sumar la escasa experiencia de los artilleros portugueses
que los servían26. Sin embargo, el propio mayor Dickson procuró
contrarrestar estas falsedades elogiando expresamente el celo y la profesionalidad
desplegados por sus aliados27, y poniendo el dedo en la llaga, por el
contrario, en la crónica falta de medios y oficiales facultativos del Ejército
británico, cuestión esta que a corto plazo acarrearía serios problemas para
encarar la guerra de sitios que se preveía en esta etapa del conflicto. A su
juicio, el responsable de aquel fracaso no era otro que el teniente general
Beresford, de quien llegó a decir que:
Fue mejor administrador en tiempos de paz que general en tiempos de
guerra. No puede dejar de alabarse sus desvelos por organizar e instruir al
Ejército portugués, ni tampoco la fidelidad que mostró siempre a Wellington;
pero su capacidad para el combate dejó mucho que desear, y el éxito
que siguió al primer sitio de Badajoz lo fue a pesar suya, no gracias a él.
La Albuera fue una de las más crueles batallas de la Península, y estará
asociada para siempre al nombre de Beresford, pese a que en lugar de su
heroísmo las crónicas debieron registrar su temeraria incapacidad para
el combate. Porque, aunque sea más que dudoso que las decisiones en el
campo de batalla correspondan a un único general, lo cierto es que las
suyas se revelaron siempre extremadamente erróneas, cubiertas tan solo
por el coraje de sus hombres después de un ingente número de bajas. De
tal modo que, frente a un general como Soult, la disposición que hizo de
las líneas el 16 de mayo puso de manifiesto tal candor infantil que, en la
figura de un general obligado a velar por las vidas de sus soldados, rayaba
temerariamente lo criminal28.
En efecto, pese a la táctica empleada por Beresford, que dispuso del
mando del Ejército aliado en atención al número de tropas aportadas por
expreso deseo del capitán general Francisco Javier Castaños29, la sangrienta
26 Oman, Charles: op.cit., pág. 275.
27 Duncan, Francis: op.cit., pp. 292 y 293.
28 Duncan, Francis: Ibídem, pág. 293.
29 La historiografía británica trató siempre de ocultar la desastrosa estrategia empleada por
los británicos en la batalla de La Albuera, minimizando la participación de los españoles,
hasta que recientes trabajos han puesto de manifiesto el relevante protagonismo de los
nuestros y la urgente revisión de aquellos textos que abogan por una visión partidista y
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 151-170. ISSN: 0482-5748