MUJERES Y EJÉRCITO EN TIEMPOS DE NAPOLEÓN 69
No obstante lo anterior, las autoridades y jefes militares consideraron
a estas mujeres un problema endémico y un permanente quebradero
de cabeza, ya que su presencia era fuente de desórdenes y provocaba innumerables
dificultades añadidas. Carnot, ministro de la Guerra con Napoleón,
escribió que las mujeres “saturaban los acantonamientos y cuarteles”
y “enervaban las tropas y las destrozaban por las enfermedades que ellas
aportaban en un número diez veces mayor que los enemigos”32. En 1797,
Bonaparte, a quien preocupaba, y mucho, la presencia de las mujeres entre
sus tropas, intento buscar una solución, y ordenó que no se permitiera un
número mayor que el número reglamentario, esto es, 4 mujeres por batallón,
indicando la conveniencia de que “las restantes, aun incluso con permisos,
fueran arrestadas”33. Finalmente el número total de lavanderas, costureras
y cantineras autorizadas en el seno de los cuerpos de tropa quedó fijado en
un total de entre 4 y 6 por batallón.
En cualquier caso, todas ellas permanecerán en el recuerdo colectivo
de cuantos las conocieron como ejemplos de humanidad y caridad.
ESPOSAS Y COMPAÑERAS
Tras los ejércitos de Napoleón no marchaban únicamente cantineras,
lavanderas y costureras. Estaban, además, las esposas y compañeras de algunos
oficiales y soldados, militares privilegiados que, venciendo una gran
cantidad de trabas administrativas y dificultades, habían conseguido contraer
matrimonio, algo ciertamente difícil en aquellos tiempos.
En aquella época era un hecho frecuente en casi todos los ejércitos
que los soldados profesionales se fueran a la guerra acompañados de sus
mujeres e hijos, y, en ocasiones, incluso con parte de su servicio doméstico34.
Por eso, cuando se desplazaban los ejércitos, arrastraban consigo una
cantidad importante de mujeres de todo tipo, edad y condición.
El 6 de octubre de 1808, el general John Moore, enviado a la Península
para ayudar a los españoles en la guerra contra Napoleón, se encontraba
en su cuartel general de Lisboa cuando recibió la orden de Londres de ponerse
al mando de un cuerpo expedicionario inglés con 30.000 efectivos de
32 LUCAS-DUBRETÓN, J.: op. cit., pág. 225. No hay que olvidar que en los campamentos
pululaban también numerosas prostitutas en busca de negocio.
33 Ibídem, pág 309. Para saber algo más sobre el tema, ver: FACON, Patrick, GRIMAUD,
Renée y PERNOT, François: op. cit., pág. 37.
34 LUCAS-DUBRETÓN, J.: op. cit., pág. 309. Para saber algo más sobre el tema, ver FACON,
Patrick, GRIMAUD, Renée y PERNOT, François: op. cit., pág. 37.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 69-102. ISSN: 0482-5748