MUJERES Y EJÉRCITO EN TIEMPOS DE NAPOLEÓN 71
La expedición de Moore en España no tuvo el éxito proyectado, y
ante las dificultades surgidas, decidió salvar la vida de sus soldados y regresar
a Inglaterra desde La Coruña. Las tropas inglesas se batirán en retirada
durante días en dirección a las costas gallegas, acosadas de cerca por las
tropas francesas del general Soult. La columna británica se convirtió en un
lamentable ejército de huidos, sin un estatus oficial, formada en una desesperante
proporción por mujeres y niños, azules por el frío y descompuestos
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 71-102. ISSN: 0482-5748
por el hambre.
La rapidez de la marcha, la escasez de carros, la falta de bestias de
tiro y las dificultades de un terreno especialmente montañoso y cubierto de
nieve y hielo, provocaron que muchas de esas mujeres se fueran rezagando,
quedando al final abandonadas en el camino. En muchos casos, la crueldad
del clima (era pleno invierno) fue demasiado para los más frágiles, con unos
organismos al límite de la extenuación, deteriorados por la necesidad y la
fatiga, tal como lo recuerda el soldado Harris37:
“Pasé junto a un hombre y una mujer que yacían tendidos sobre la nieve,
abrazados el uno al otro. Ambos me eran conocidos porque pertenecían
a los fusileros. Se trataba de Joseph Sitdown y su esposa. El pobre Sitdown
no se encontraba bien de salud antes de iniciar la retirada por lo que se le
había permitido marchar junto a ella en los puestos de vanguardia. Pero
ahora ya no podían más: esta sería la última vez que los viéramos…postrados
sobre la nieve mientras esperaban la muerte abrazados…”
Otras mujeres tuvieron más suerte y consiguieron llegar al puerto de
La Coruña, después de un interminable y agotador camino, marchando sobre
la nieve y cargadas con todas sus posesiones, al igual que el resto de los
soldados.
Durante dieciocho días habían recorrido casi 400 kilómetros, desde
Sahagún hasta La Coruña, atravesando montañas cubiertas de nieve en pleno
invierno y hostigados sin descanso por un Ejército francés inasequible al
desaliento y cuyo único propósito era destruirlos e impedir su reembarque.
Al llegar al final de este viaje, los ingleses habían conseguido mantener a
raya a sus enemigos, y pudieron embarcar en las naves salvadoras que les
llevarían de regreso a casa.
A los padecimientos físicos de los militares hubo que sumar la tensión
psíquica que experimentaron aquellos hombres al saber que sus mujeres e
hijos avanzaban por detrás, intentando seguirlos a duras penas, víctimas pro-
37 Ibídem, pág. 97.