
LA ARTILLERÍA JURAMENTADA EN LOS SITIOS BRITÁNICOS … 143
Las bajas, cuantiosas por ambas partes, apremiaron la retirada de los británicos
que, siguiendo la ruta que discurre hasta Trujillo a través de la Sierra
de Guadalupe, llega finalmente a Badajoz, en cuyas inmediaciones acantonaron
hasta últimos de diciembre consumidos por una epidemia de fiebre
amarilla que hizo estragos entre sus filas. La ciudad, que durante los dos
primeros años del conflicto se mantuvo alejada del teatro de operaciones,
pasaría a ser a partir de entonces protagonista destacada en la más cruenta
y decisiva etapa de la Guerra de la Independencia, pues al poco que Lord
Wellington decidió que “el Ejército británico no debía nada a la Provincia”9
y pasó a enrocarse en Portugal a la espera de vientos más favorables, los
franceses se presentaron ante la plaza decididos a conquistarla.
En efecto, el 10 de febrero de 1810 el V Cuerpo del mariscal Mortier
puso cerco a Badajoz10. Los franceses, que habían partido de Sevilla apenas
una semana antes11, encontraron expedito el camino porque en el temerario
plan de defender la capital de Andalucía, el duque de Alburquerque había
arrastrado al Ejército de la Izquierda desguarneciendo Extremadura. En la
precipitada acción quedó cortada parte de la retaguardia, formada por el
regimiento de infantería ligera de Osuna, un batallón del regimiento de infantería
ligera de Sevilla y otro de cazadores de Zafra, que comandados por
el brigadier Rafael Menacho tuvo que buscar refugio en las estribaciones de
la Sierra de Monsalud, donde al cabo terminaron cercados por los franceses.
Un ardid del brigadier Menacho posibilitó que los españoles consiguieran
traspasar las líneas enemigas y entrar dos días más tarde a uña de caballo en
Badajoz, donde fueron recibidos como auténticos héroes12. El teniente coronel
Cayetano Ollara, que comandaba el batallón del regimiento de infantería
ligera de Sevilla, contó: “que en dos días no comió la división rancho alguno,
y en veinte y cinco horas no hizo un alto; quedaron medio reventados y
9 Vid. Oficio dirigido por Lord Wellington a la Junta Suprema de Extremadura el 7 de
diciembre de 1809, publicado en la Gazeta de la Regencia, de 14 de diciembre de 1809.
10 Según apuntó con precisión matemática el Diario Mercantil de Cádiz, de 27 de febrero
de 1810, a las “nueve y diez de la mañana” del 10 de febrero, los franceses completaron
una línea de circunvalación que se extendía a media legua de la ciudad, sobre los cerros
de San Miguel, San Gabriel el Viejo, Las Mayas y La Picuriña.
11 Moreno Alonso, Manuel: Sevilla Napoleónica. Universidad de Sevilla, Sevilla, 2011,
pág. 266.
12 Según el historiador Adolfo de Castro, Menacho envió a tres tamborcillos a unos cerros
distantes para que encendieran hogueras, haciendo creer a los franceses que por allí se
desenvolvían las tropas españolas y descuidando el flanco izquierdo, por el que pudieron
escapar finalmente a marchas forzadas hasta Badajoz. De Castro y Rossi, Adolfo:
Historia de Cádiz y su Provincia desde los tiempos remotos hasta 1814. Imprenta de la
Revista Médica, Cádiz, 1858, pág. 744.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 143-170. ISSN: 0482-5748