92 MARGARITA CIFUENTES CUENCAS
dos prisioneros, se interrumpió el contacto con su unidad y desapareció su
vinculación con el Regimiento. Como consecuencia, estas mujeres dejaron
de recibir la asignación mensual. Sin recursos, muchas de ellas se verían en
la más absoluta miseria y obligadas a sobrevivir como buenamente pudieron,
por sí mismas, solas, o gracias al apoyo y la caridad de sus familias y
amigos.
Terrible situación la de estas mujeres, en un país arrasado, con escasos
recursos y asolado por la guerra. La suya será en adelante una supervivencia
difícil y en precario, luchando en soledad para sacar a sus familias
adelante. Vidas difíciles, que bien merece un futuro estudio en profundidad.
Duros, sin duda, debieron de ser los más de seis años de soledad y
penurias, que son los que muchas de estas mujeres tardaron en recuperar
el contacto con sus maridos y compañeros, llevados a Francia como prisioneros
e internados en los distintos depósitos, creados a tal efecto y desperdigados
por toda la geografía gala. Nosotros disponemos del desgarrador
testimonio de una de ellas, Francisca Bermejo, esposa del teniente D. Francisco
Camilleri, del batallón de Voluntarios de Cataluña, que, como otras
muchas, en 1806 partió esperanzada de España, acompañando a su marido,
que había sido destinado a Italia a guarnecer el pequeño reino de Etruria.
Cuando en la primavera de 1807, después de un año de plácida estancia
en tierras italianas, se ordenó la inmediata salida del cuerpo expedicionario
español desde Etruria hacia Alemania, Francisca, en vista de la dureza de
la campaña que se avecinaba, decidió regresar a España. Entonces, recibió
de su marido, el teniente Camilleri, una asignación mensual de 160 reales
de vellón, en concepto de pensión alimentaria para ella y los hijos del matrimonio68.
68 Así consta en la relación que los mariscales de campo Antonio Samper y José Navarro
le trasladan, de parte del Príncipe de la Paz, que a su vez la había recibido del general
O´Farrill desde Etruria, al ministro de la Guerra, D. José Caballero, en Madrid, a 5 de
febrero de 1806, para que este proceda a ejecutar las órdenes dispuestas, en la que puede
leerse:
“Excmo. Señor:
El Señor generalísimo Príncipe de la Paz nos manda pasar a manos de V.E la
adjunta relación copia de la que le ha dirigido el Señor D. Gonzalo O´Farrill
comandante del Cuerpo de tropas que marcha a Etruria en que se manifiesta
las asignaciones que algunos oficiales y otros individuos de los regimientos de
aquella División, se proponen dejar a sus familias con expresión de la Tesorería
en que desea se verifique su pago a fin de que V.E se sirva expedir las órdenes
oportunas a que se realice este socorro, cuyo importe se descuenta a los interesados
por las Cajas de sus respectivos Cuerpos.
Dios Guíe a V.E , dado en Madrid. 5 de febrero de 1806.”
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 92-102. ISSN: 0482-5748