
LA ARTILLERÍA JURAMENTADA EN LOS SITIOS BRITÁNICOS … 163
didas entre los escombros; los habitantes, consternados, abandonaban los
barrios donde corrían infinidad de peligros. Pero la ciudad no ofrecía ningún
lugar seguro; era sin cesar presa de las llamas, y los vecinos caían destrozadas
bajo los escombros”61. Ese mismo día Lord Wellington ordenó redoblar
los fuegos contra el fuerte de San Cristóbal y establecer una tercera batería
en el ataque del castillo, con lo que dieciséis piezas de 24 libras acabaron
dirigiendo sus fuegos contra el muro62 y, pese a los esfuerzos de la artillería
juramentada, el día 9 de junio la brecha amaneció practicable.
Los británicos decidieron probar un nuevo asalto contra San Cristóbal
y esa misma noche se dictaron las órdenes oportunas. En esta ocasión, el
destacamento estaría formado por cuatrocientos hombres, la mitad de ellos
integrados en el grupo de asalto, dividido a su vez en dos compañías de granaderos.
Para solventar uno de los principales problemas del anterior asalto,
los ingenieros hicieron construir dieciséis escalas de algo más de nueve metros,
cuya longitud creyeron ahora suficiente para superar la altura del muro.
El resto del destacamento, otros doscientos hombres, debía cubrir el ataque
con una descarga de fusilería dirigida contra la guarnición del fuerte63.
Así fue como a las diez de la noche, el forlon hope saltó de nuevo las
trincheras secundados del grupo de asalto. Pero justo en ese instante fueron
descubiertos por las dos compañías de élite del 21º regimiento ligero que, al
mando del capitán Joudiou, defendían en esta ocasión el fuerte. La guarnición
les recibió con regocijo invitándoles a avanzar64, y en el fuego cruzado
que se inició entonces resultó muerto el mayor McGeachy, comandante del
17º regimiento de infantería ligera portugués que dirigía el destacamento,
con lo que la cadena de mando se resintió y los hombres vagaron desorientados
por el foso. Los franceses disparaban a discreción mientras arrojaban
todo tipo de artefactos incendiarios sobre la avanzada de los asaltantes, estrechados
en muy pocos metros en el foso. Y como colofón al desastre que
anunciaba la caótica situación, llegó entonces el segundo destacamento, precedido
de la compañía de Chasseurs Britanniques encargada de portar las
escalas necesarias para trepar el muro. Estos hombres:
No bien hubieron superado el glacis, mostraron gran prisa por desembarazarse
de la carga y, sin mayores miramientos, arrojaron las escalas
61 Lamare, Jean-Baptiste Hippolyte: op.cit., pág. 192.
62 Con estas órdenes no hacía sino reconocer que, por el momento, no era factible el asalto
en ningún punto de la fortificación, tal y como le habían tratado de hacer ver sus ingenieros.
Gurwood, John: Supplementary, op.cit., pág. 157.
63 Las órdenes de este segundo asalto fueron recogidas por Jones, John Thomas: op.cit.,
pp. 72-74.
64 Ibídem, pag. 76.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 163-170. ISSN: 0482-5748