72 MARGARITA CIFUENTES CUENCAS
bablemente de un sufrimiento aún mayor. En tan tristes momentos, ¡cuántos
de entre ellos no dejarían de pensar que tal vez hubiera sido mejor seguir
las órdenes del general en jefe Moore! De entre todos los que lograron sobrevivir
a tan funesta aventura bélica se contabilizaron más de 900 mujeres.
De ellas, unas cien estaban embarazadas. También había niños, una gran
porción de niños de poca edad. Muchas de estas mujeres, junto a sus hijos,
al llegar a Inglaterra se convertirían en indigentes, pues se encontraron sin
un penique y sin saber qué había sido de sus maridos38.
En la mayoría de los países, y durante mucho tiempo, no se había permitido
a los militares profesionales contraer matrimonio sin autorización de
sus jefes. Y salvo en el caso de los oficiales, tal autorización no era fácil que
se concediera. Con ello, se pretendía impedir la presencia física femenina en
las campañas militares, lo que provocaba incidentes, retrasos en la marcha
y dificultades logísticas añadidas, como la necesidad de tener alojamientos
independientes para los casados. Pero el principal motivo por el que se restringía
el matrimonio se debía a razones puramente presupuestarias. Si se
permitía el matrimonio, la Real Hacienda tendría que incrementar el sueldo
de los militares, al objeto de que pudieran mantener una familia con dignidad;
además, en caso de muerte del militar39, la Real Hacienda tendría que
atender económicamente a su viuda y a sus hijos.
El matrimonio de los militares franceses había sido autorizado por
la legislación revolucionaria mediante el Decreto de 8 de marzo de 1793,
según el cual se autorizaba a los militares a contraer matrimonio sin la autorización
de sus jefes. Ese Decreto derogaba el Reglamento de 1 de julio de
1788, que prohibía cualquier tipo de matrimonio sin la referida autorización.
Durante el Imperio esa liberalización se suprimirá y se volverá a la situación
anterior. Incluso se añadieron penas y castigos rigurosos para aquellos que
desafiasen la ley y contrajesen matrimonio sin el preceptivo permiso. Un
Decreto de 16 de junio de 1808 actualizaba la antigua normativa por la que
se prohibía a los militares en servicio activo contraer matrimonio sin autorización
expresa de sus superiores jerárquicos40. Esta prohibición se hacía
extensible incluso para los oficiales, que no podían contraer matrimonio si
no contaban con la autorización por escrito del ministro de la Guerra. Esa
era la causa principal por la que, en general, los oficiales, durante el Imperio,
38 Ibídem, pág. 199.
39 Lo que ocurría con frecuencia en época tan guerrera.
40 Para los soldados y suboficiales sería preceptivo, también, el permiso del consejo de
administración de su Cuerpo.
Revista de Historia Militar, 129 (2021), pp. 72-102. ISSN: 0482-5748