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SECCIONES - INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍA
CINCO ARMAS PARA EL FUTURO
De acuerdo con Kyle Mizokami, en su
artículo publicado recientemente en
la revista digital Popular Mechanics,
el conflicto entre Rusia y Ucrania influirá
para que aparezcan 5 nuevas armas
en cualquier futuro campo de batalla.
Y es que el enfrentamiento que
vivimos actualmente está elevando el
uso de nuevas tecnologías militares
como son los drones, los láseres y las
armas antirradiación.
Algunos elementos básicos de la guerra,
como carros de combate, aviones
y obuses, han demostrado ser
sorprendentemente vulnerables en
el transcurso del conflicto, mientras
que la artillería de cohetes, los drones
y las armas anticarro han superado la
capacidad de aquéllos. Otros, como
los láseres aún no han aparecido. Sabido
es que la guerra potencia la innovación
120 / Revista Ejército n.º 977 • septiembre 2022
y empuja a los combatientes
a adoptar nuevas tecnologías para
permitir nuevas tácticas y estrategias.
La experiencia en el campo de batalla
discrimina rápidamente lo que funciona
y lo que no: lo primero se adopta
rápidamente y lo segundo se descarta
con igual rapidez. Así pues, lo que veremos
más profusamente serán:
— Láseres defensivos. La capacidad
de derribar cohetes y proyectiles
de artillería, montando láseres
de defensa aérea en vehículos
terrestres, es sólo una cuestión de
tiempo. Un ejemplo es el vehículo
de combate de infantería Stryker
que se está preparando para portar
sistemas de defensa láser. Los
ataques a zonas pobladas y contra
objetivos civiles en la guerra
ruso-ucraniana demuestran que
las defensas láser también tienen
su lugar para proteger objetivos
no militares además de los propiamente
militares.
— Armas antirradiación. Una gran
ventaja que Rusia tenía sobre Ucrania,
al comienzo de la guerra, estaba
en el campo de la guerra electrónica.
Ucrania bien se beneficiaría de
ser capaz de detectar y atacar los
sistemas rusos que emiten fuertes
señales electromagnéticas si tuviera
la capacidad de interferir radares,
GPS y las comunicaciones del
enemigo, además de poder emitir
sus propias señales de radio que
incluyen radares de defensa aérea
y señales inalámbricas. De ahí que
misiles antirradiación, capaces de
apuntar y luego destruir radares,
vehículos de comunicaciones, de
interferencias y otros emisores,
permitirían dejar a las fuerzas enemigas
sordas y ciegas. Ya existen
en el arsenal norteamericano los
que se lanzan desde aviones (el
AARGM lanzado desde un avión
de la Marina), pero aún faltan las
versiones que operen desde tierra y
eso es algo que se podrá ver dentro
de pocos años.
— Artillería de cohetes guiados.
La última estrella del conflicto es
el Sistema de Artillería de Cohetes
de Alta Movilidad (HIMARS) proporcionado
por EE. UU. Es un sistema
de lanzamiento de cohetes
recargables montado en un chasis
de camión mediano. Puede disparar
seis cohetes GMLRS guiados y
con un alcance de unos 70 kilómetros,
lo que le proporciona mayor
alcance que la artillería de tubo
convencional. Su uso se centra en
acciones de interdicción, atacando
objetivos rusos de alto valor
detrás de las líneas enemigas. Actualmente,
no hay armas, al menos
en el lado ruso, que puedan derribar
cohetes GMLRS. Este éxito de
la combinación HIMARS-GMLRS
hace pensar que, probablemente,
muchos países traten de tenerlos
en sus arsenales próximamente.
— Pequeños drones. La guerra
ruso-ucraniana no es la primera
guerra en usar drones cuadricópteros
para misiones de vigilancia,
pero será la guerra más conocida
por ellos. Fabricados a menudo
para el mercado civil, han dado a
las tropas terrestres ucranianas
la capacidad de inspeccionar su
entorno y apuntar a las fuerzas
enemigas, permitiendo que unidades
tan pequeñas como las de
nivel Sección eliminen el elemento
sorpresa de cualquier fuerza enemiga,
particularmente aquellas
que operan vehículos blindados.
La experiencia ucraniana significa