La Primera Guerra Mundial marcó el
fin de la caballería a caballo. Aunque
en 1914 había más caballería que en
épocas anteriores y se calcula que
unos trescientos mil jinetes tomaron
parte en la guerra, bien es cierto
que la aparición de las ametralladoras
de alta cadencia de tiro y las
trincheras y alambradas impidieron
la maniobrabilidad de la caballería y
la acometividad de sus cargas. Con
ello, su empleo suponía una auténtica
sangría de hombres y animales,
lo que definitivamente marcó el fin
de una época de muchos siglos en
la que los soldados a caballo eran las
tropas de choque de muchos ejércitos
y dominaron a todas las demás
armas. En ese escenario de trincheras
y alambradas aparecieron los
primeros carros de combate, medios
que nadie sabía muy bien cómo
emplear y que carecían de flexibilidad
y maniobrabilidad, por lo que
se utilizaron principalmente como
armas de apoyo a la infantería.
Tras la guerra, se extrajeron las correspondientes
48 / Revista Ejército n.º 977 • septiembre 2022
lecciones y, aunque
nunca dos conflictos han sido iguales
y probablemente las posibles lecciones
aprendidas en uno no fueran
muy eficaces en el siguiente, se decidió
cambiar las unidades a caballo
por otras blindadas o acorazadas
que ocuparían su puesto en el campo
de batalla. El pionero en ese cambio
fue el Reino Unido, que tras la guerra
abandonó completamente las unidades
a caballo y las transformó en mecanizadas
o acorazadas, quedando
la caballería a caballo solo como ornamental
para ciertos actos y para la
Casa Real.
Ese camino emprendido por el Reino
Unido fue seguido por el resto
de países, aunque no de forma inmediata,
y tampoco supuso la supresión
total del caballo. Así vemos,
por ejemplo, que en la guerra polaco
soviética, inmediatamente posterior
a la Primera Guerra Mundial,
la caballería roja soviética empleó
una fuerza de unos dieciséis mil jinetes
contra Polonia en las afueras
de Varsovia, y el invasor fue derrotado
por la caballería polaca. Igualmente,
en la Segunda Guerra Mundial
la Wehrmacht utilizó unidades
a caballo en la invasión de Francia
para proteger los flancos y en misiones
de reconocimiento, pese al
uso intensivo de medios acorazados
y mecanizados.
Por su parte, en España, la caballería
a caballo continuó siendo utilizada
en combate, tanto en la guerra
de Marruecos (recordemos,
por ejemplo, las cargas del laureado
Regimiento Alcántara en la retirada
de Annual) como posteriormente
en la Guerra Civil, en la que,
entre otras actuaciones, podemos
destacar la que se considera la última
carga a caballo de la caballería
española, realizada por la Caballería
de Monasterio en febrero
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