18 de marzo de
1808. Motín de
Aranjuez y caída
de don Manuel
Godoy.
Guerra de la
Independencia
(1808-1814).
Reinados de
José Bonaparte y
Fernando vii.
Año 1847, el
Palacio de
Buenavista pasa
a ser la sede del
Ministerio de la
Guerra
El 18 de marzo de 1808 se produjo el
Motín de Aranjuez, acelerándose de
esta forma la rápida caída de Godoy.
Los reyes, para calmar un poco los
ánimos del pueblo, se vieron arrastrados
a seguir las imposiciones de
sus contrarios y exoneraron a su favorito.
La invasión francesa (1808)
puso fin al tumultuoso estado de
cosas. Se dictó orden de embargo
de todos los bienes que poseyera el
príncipe de la paz, al mismo tiempo
que se le desposeía de todos los títulos
y grandezas que le hubieran
sido concedidos por real favor, con
lo que el Palacio de Buenavista pasó
a poder del Gobierno. Surgieron enseguida
las primeras discusiones
sobre la nueva pertenencia del codiciado
palacio. José Bonaparte,
durante su breve reinado, impuesto
por las bayonetas de su hermano
Napoleón, pensó crear en él el Museo
Josefino. A la subida al poder de
Fernando VII y a instancias reiteradas
de la Real Academia de Nobles
Artes de San Fernando, el palacio
fue cedido para la creación del Museo
Fernandino, aunque luego tuvo
que ser devuelto nuevamente al poder
público por recomendación del
Real Consejo de Castilla. Llegados
a este punto, y aprovechándose las
disputas habidas entre el Consejo
de Castilla y la Academia de San Fernando,
en 1816 se habilitó el Palacio
de Buenavista para albergar los museos
de Artillería e Ingenieros porque
el edificio de estos había sido
destruido por las refriegas habidas
en el parque de Monteleón durante
la invasión napoleónica de 1808.
Durante la regencia del general Espartero
74 / Revista Ejército n.º 977 • septiembre 2022
(1840-1843), el palacio fue
desalojado de los museos militares
que lo habitaban para instalar
en él su residencia personal. El día
4 de octubre de 1851, murió en París
Manuel Godoy, habiéndosele ya
restituido todos sus títulos y honores,
así como las posesiones que
anteriormente le habían sido confiscadas
por real decreto. En su virtud,
sus herederos no pudieron apropiarse
del Palacio de Buenavista, que ya
desde el año 1847 se había convertido
en sede del Ministerio de la Guerra,
siendo ministro el general don
Manuel de Mazarredo. Se emprendieron
numerosas obras de ampliación
y reformas que, iniciadas por
Mazarredo, fueron continuadas por
sus sucesores al frente del ministerio,
los también generales don Fernando
Fernández de Córdoba, don
Ramón María Narváez y don Francisco
de Paula Figueras. Por la escalera
principal del palacio, subió herido de
muerte, en la atardecida del 27 de
diciembre de 1870, el general don
Juan Prim y Prats, entonces ministro
de la Guerra y presidente del Consejo
de Ministros, víctima de un cruel
atentado llevado a cabo por unos sicarios
en la calle del Turco (hoy marqués
de Cubas). Por esas heridas fallecería
tres días más tarde, el 30 de
diciembre de 1870. A Prim se debe
la construcción del gran patio y el
formato de edificación que hoy presenta
el suntuoso edificio.
Las últimas obras se iniciaron
en 1939. Con ellas se transformó
casi por completo: se modificaron
su estructura, ornamentación
y aspecto exterior, habiéndosele
elevado una nueva planta. La austeridad
suntuosa de todas sus dependencias
hace del actual Palacio
de Buenavista uno de los mejores
edificios del Estado español. Y, para
los que nos hemos honrado vistiendo
el respetable uniforme de nuestro
Ejército de Tierra, el Palacio de
Buenavista siempre será nuestra
«casa solariega», que recordaremos
con nuestro especial afecto,
gratitud y cariño.
Palacio de Buenavista Siglo xx
Palacio de Buenavista. Siglo XX