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la guerra de Yom Kipur (1973), además
de otros conflictos entre Israel y
sus vecinos. En estas guerras se libraron
grandes combates de unidades
acorazadas empleando tácticas muy
parecidas a las famosas blitzkrieg de
la Segunda Guerra Mundial, con movimientos
rápidos y profundos en terreno
enemigo, estrategias que son
típicas de la caballería. Surgieron nombres
como Moshé Dayán e Israel Tal,
considerados grandes estrategas y
tácticos. Se puso de manifiesto la gran
importancia del apoyo aéreo y de que
la decisión y el arrojo pesaran más que
el número: se consiguieron victorias
de tres divisiones israelíes contra siete
egipcias, por ejemplo. En los altos
del Golán tuvo lugar entre los días 6 y
10 de octubre del 1973 un encuentro
de tanques, artillería pesada, cohetes,
aviación y blindados que fue considerado
la más grande batalla de blindados
de la historia. En estas guerras se
enfrentaron tanques Centurión de origen
británico y M-60 americano contra
T-54, T-55 y T-62 de origen soviético.
Muchas fueron las lecciones aprendidas
de estas dos guerras, que demostraron
que el carro de combate seguía
siendo el rey de las batallas, eso sí, en
conjunción con la infantería, la artillería
y las demás unidades.
Durante todo este tiempo, se fueron
completando las plantillas de las unidades
y recibiendo nuevo material;
en 1965 llegaron a España las primeras
Panhard AML H-60 y H-90, de origen
francés, con una torre con mortero
de 60 mm y dos ametralladoras, y una
torre con un cañón de 90 mm respectivamente.
Se destinaron a los grupos
ligeros saharianos de la Legión.
La producción de la AML había comenzado
en 1960, fabricándose más
de cuatro mil vehículos y siendo vendida
a más de treinta países. Se trataba
de un vehículo blindado de exploración
ligero y pequeño, con tracción
a las cuatro ruedas (4x4), que a su vez
se encontraba muy bien armado. Con
él se potenciaron significativamente
los grupos ligeros, que también cambiaron
su denominación primitiva,
pasando a llamarse «grupos ligeros
saharianos».
A principios de los setenta, se hizo una
notable compra de carros M-41 que
fueron distribuidos entre los regimientos
peninsulares, lo que permitió completar
las plantillas de algunos y reforzar
la de otros. Así mismo, se hizo una
nueva compra de autoametralladoras
Panhard de los modelos H-60 y H-90,
con las que se dotó a los regimientos
de Ceuta y Melilla, se reforzaron los
dos grupos saharianos y se empezó la
dotación de los Grupos DOT, comenzando
con ello su acorazamiento.
A mediados de los setenta, llegaron
los primeros TOA M-113 a la caballería
y se inició la actualización de los
carros M-47, aunque esta solo afectó
al grupo motopropulsor, dotándolo de
un motor de gasoil. Una vez renovados
los M-47, fueron sustituyendo a
los M-41 de los RCLAC. A fin de que
los regimientos de Ceuta y Melilla no
se quedaran sin carros durante la actualización,
se los dotó con M-48 y lo
mismo se hizo con el RCAC Pavía 4.
Con la entrega del Sahara, los grupos
ligeros saharianos se trasladaron a
Fuerteventura, en donde se disolvieron
el Grupo II y el Grupo XI de Tenerife. Sus
Panhard AML, junto con otras de nueva
compra, sirvieron para completar las
plantillas de los grupos DOT. Poco después,
cada uno de ellos recibió como
dotación un escuadrón de carros M-41
a dos secciones, lo que incrementó su
potencia muy notablemente.
También a mediados de los setenta,
se empezaron a recibir los carros
AMX 30 de origen francés. La primera
unidad de caballería en obtenerlos fue
el RCLAC Villaviciosa 14 de la División
Acorazada. La llegada del AMX 30 fue
un gran salto hacia delante, pues era
un carro moderno, no como los que
hasta entonces teníamos en nuestras
filas, con una bonita y reducida línea,
una alta velocidad, muy maniobrable y
una buena potencia de fuego proporcionada
por su cañón de 105 mm. Sus
puntos débiles eran su poca protección,
pues inicialmente los franceses
lo concibieron como carro de instrucción,
y la dificultad de la conducción
debido a su caja de cambios manual,
que se accionaba mediante unas largas
varillas metálicas y que obligaba
a realizar el cambio a un número determinado
de revoluciones, pues de lo
contrario no entraban las marchas y si
se forzaba se doblaban las varillas, impidiendo
dicho cambio. Este problema
se acuciaba debido a que la tropa era
de reemplazo, por lo que la instrucción
de conductores era una auténtica obsesión
de los capitanes jefes de escuadrón.
El carro fue construido en España
por Santa Bárbara. Se lo dotó de un
motor marino Hispano Suiza que tenía
varios problemas de calentamiento y
que denotaba cierta desventaja con
respecto a su hermano francés, apreciable
en aquellas unidades que disponíamos
de las dos versiones. El carro
tuvo sus detractores por las averías
que sufría, pero también estamos los
que, aun reconociendo sus debilidades,
creemos que las circunstancias le
fueron en contra y guardamos un buen
recuerdo de él.■
AMX-30 en fuego nocturno