Monumento a la participación española en diferentes contingentes. Móstar, 2021.
Foto: J. M. Ortega
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Una de las primeras cosas que hice al
volver a este país, el cual no visitaba
desde 1994, fue recorrer con mi compañero
entrante y con los salientes las
localidades que habían tenido un importante
significado por hechos allí
acaecidos a los militares que formaban
el contingente en el que tuve el honor
de estar integrado: la Agrupación Táctica
Madrid, formado principalmente
por unidades de la Brigada Paracaidista,
en la cual estaba destinado, siendo
el tercer contingente español que desplegaba
en Bosnia y Herzegovina.
España instaló una pasarela que estuvo
permitiendo el tránsito entre la zona
este y oeste de la ciudad a muchas familias
durante más de diez años.
Fue muy emotivo recorrer ciudades,
pueblos, carreteras, puentes y tantos
lugares donde, a pesar de los años
pasados, se mantenía el recuerdo de
la crudeza de una guerra que castigó
muy severamente sobre todo a la población
civil. También cómo olvidar a
compañeros que dejaron lo más preciado
que tenían, su vida, por cumplir
con la misión encomendada por España
en apoyo a la gente que tan angustiosos
momentos estaba pasando.
Por mucha preparación que tuviéramos
en territorio nacional antes del
despliegue, allá por la primavera y verano
de 1993, creo que, cuando llegamos
a ejecutar las primeras misiones,
internándonos en este país fracturado
por tres diferentes bandos en conflicto,
pocos nos esperábamos contemplar
una guerra de desgaste que mantenía
a la población civil prisionera en
sus propias ciudades y pueblos.
Ciudades como Móstar, la más importante
de las que se encontraban dentro
del área de responsabilidad de nuestro
contingente, Jablanica, Stolac, Čapljina,
Medjugorje y Konjic, entre otras,
eran de paso frecuente por nuestras
unidades en patrullas, escoltas de
convoyes, reconocimientos, etc...
El contingente se mantenía en dos
bases principales en Dracevo, un pequeño
pueblo al sur de Móstar y Medjugorje,
con destacamentos permanentes
en Móstar y Jablanica, en los
cuales íbamos rotando. En estos dos
últimos destacamentos era donde se
vivía más de cerca el conflicto. En la
primera localidad, una ciudad dividida
por los bandos bosniaco y bosniocroata,
los movimientos estaban muy
limitados por las acciones de francotiradores
y fuego de morteros principalmente.
Era realmente angustioso
ver a niños jugando en las calles, sabiendo
el riesgo que corrían.
Recorrer la ciudad de Móstar ahora
que, aunque mantiene esas heridas
abiertas del conflicto, goza de una
gran vitalidad fue para mí un motivo de
orgullo; pensar que pusimos nuestro
empeño en intentar paliar el sufrimiento
que la población estaba pasando en
esos duros momentos y que contribuimos
a que ambos bandos llegasen a
acordar un alto el fuego permanente y
posteriormente la paz.
Todo ese esfuerzo se ve reflejado en la
plaza de la ciudad, que lleva el nombre
de Plaza de España y donde se mantienen
una bandera nacional junto a la
de Bosnia y Herzegovina y una placa
que recuerda a los 23 militares españoles
fallecidos en los diferentes contingentes.
También es un reflejo de
ello el nombramiento como hijo predilecto
de la ciudad del que fuera el
jefe de la Agrupación Madrid, coronel
D. Luis Carvajal Raggio, recientemente
fallecido.
En esa plaza fuimos testigos de los
primeros encuentros de familias que
habían quedado divididas por el conflicto,
después de realizar un minucioso
trabajo de limpieza de artefactos
explosivos no detonados, minas