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basadas en Zaragoza, y el segundo,
con dos compañías de telégrafos y dos
de ferrocarriles en Madrid.
Finalizada la Primera República y
reinando Alfonso XII, el 30 de agosto
de 1875 se llevó a cabo una nueva
reorganización del Ejército, en la
que se creó el cuarto regimiento de
ingenieros, los tres primeros de zapadores
Locomotora ténder de los ferrocarriles militares en el Protectorado de Marruecos
84 / Revista Ejército n.º 977 • septiembre 2022
minadores y el cuarto, el de
pontoneros, telégrafos y ferrocarriles.
Es destacable en aquellos días la publicación,
por parte del teniente coronel
Vallespín y Sarabia, de las Lecciones
provisionales sobre ferrocarriles,
texto de estudio obligatorio en la Academia
de Ingenieros de Guadalajara.
En un periodo de nueve años, se sucedieron
diversas reorganizaciones
de las unidades de ingenieros que
irían, poco a poco, conformando el
embrión del Batallón de Ferrocarriles.
Por Real Decreto de 1877, se organizaron
cuatro regimientos de minadores
y un quinto denominado regimiento
montado de ingenieros. Más tarde,
por Real Decreto de 14 de diciembre
de 1883, se separaron el servicio de
pontoneros y el tren de servicios especiales.
Solamente un año después, el 15 de
diciembre de 1884, durante el último
año de reinado de Alfonso XII, se suprimió
el tren de servicios especiales
y las compañías de ferrocarriles se reorganizaron
en el Batallón de Ferrocarriles.
A partir de este momento, dicho
batallón pasaría a depender de la
Dirección Técnica de Comunicaciones
(Madrid), con la misión de
«construir, reparar y explotar las líneas
férreas necesarias al servicio
del Ejército, enclavadas en el teatro
de operaciones». Se estableció en el
cuartel de la Montaña de Madrid y
disponía de un espacio no muy amplio
para las prácticas de montaje de
vía, donde se llevarían a cabo las escuelas
prácticas del Batallón de Ferrocarriles.
Esta época también fue prolífica en
cuanto a publicaciones militares especializadas,
destacando entre ellas
Tracción de vías férreas, del entonces
capitán de ingenieros Marvá y Mayer,
una de las publicaciones más importantes
de la época, y el Reglamento
de transportes militares por ferrocarril,
en el que ya se establecían las primeras
categorías de los trenes militares.
Como se puede observar, las unidades
de ferrocarriles del Ejército fueron
tomando más protagonismo y aumentó
significativamente el número
de efectivos. En 1893, se llegó a contar
con más de mil ferroviarios.
Por Real Orden de 29 de julio de 1897,
aparecieron las divisas, emblemas y
distintivos propios de la especialidad
de ferrocarriles. El actual distintivo
que conocemos, la locomotora, fue
creado en 1929.
Escuelas prácticas del Batallón de Ferrocarriles en terrenos aledaños al Cuartel de la
Montaña. La foto corresponde a dos locomotoras 1-3-0 en dotación desde 1895