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Placa a los españoles caídos en Bosnia y Herzegovina. Camp Butmir, Sarajevo, 2022. Foto: J. M. Ortega
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en los inicios de los años 90. Las dos
etnias que forman la Federación tampoco
colaboran para llegar a acuerdos
a nivel nacional. El riesgo de desmembramiento
del país y, en caso
de que ocurriese, de que este no se
produjera pacíficamente, es alto. Los
motivos de esta situación se pueden
encontrar en una sociedad que no ha
superado el conflicto pasado, que separa
la educación por etnias, que tiene
tres presidentes que van rotando
en su puesto (pertenecientes a cada
una de las etnias mayoritarias) y multitud
de celebraciones que no hacen
más que rememorar los tres bandos
que se enfrentaron en el conflicto y
que no han tenido una verdadera reconciliación.
A esta situación hay que añadir la existencia
de una influencia externa que
actúa sobre una u otra etnia según
su conveniencia y que no ayuda a esa
necesaria reconciliación. Mientras
tanto, la Unión Europea se enfrenta a
esta situación con una fuerza que ha
ido disminuyendo gradualmente con
el paso de los años y que compromete
su efectividad en caso de tener que
ser utilizada.
El reto que tiene la comunidad internacional
y en particular la UE es considerable,
puesto que, en caso de
secesión, constituiría un inmenso fracaso
después de tantos años de actividad
y dirección diplomática, además
de los esfuerzos realizados por
los diferentes contingentes de los muchos
países que han pasado por estas
tierras en las sucesivas misiones:
UNPROFOR (United nations Protection
Force) de Naciones Unidas, IFOR
(Implementation Force) y SFOR (Stabilisation
Force) de OTAN y EUFOR
(de la UE), la actualmente presente.
Se incluyen también las organizaciones
internacionales con delegaciones
en el país, como la propia UE, la Organización
para la Seguridad y Cooperación
Europea (OSCE) y la Oficina
del Alto Representante para Bosnia y
Herzegovina (OHR), entre otras.
Viendo la situación actual y comparándola
con la vivida hace casi treinta
años, cuando esta era mucho más
complicada y unos soldados españoles
se empeñaron en que al menos
las partes en conflicto en su zona de
acción intentasen llegar a un acuerdo,
facilitando todos los medios para
ello, me viene a la cabeza la idea de
que puede que no fuese descabellado
que la diplomacia española, con
ese carácter conciliador que nos caracteriza,
intentase participar más activamente
en la posible resolución de
la situación actual, poniendo como
ejemplo la reconciliación que nuestro
país llevó a cabo el siglo pasado. Pero
ese es un asunto que no compete a
este soldado, que en dos ocasiones
ha intentado poner su granito de arena
para que en Bosnia y Herzegovina
exista una convivencia sin violencia ni
diferencias étnicas.■