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El Centro Conjunto de Desarrollo de
Conceptos español definió en 2020
el concepto / término «multidominio
» como «un entorno de actuación
muy complejo, que engloba a todos
los ámbitos de operación, con una
gran interdependencia e interacción
entre todos ellos (bien sean físicos o
no físicos)»1. Asimismo, definió el término
«operaciones multidominio» en
el entorno conjunto de las FAS como
«aquellas operaciones realizadas por
la Fuerza Conjunta que, por su agilidad
y complejidad, necesitan de una
adecuada interoperabilidad y conectividad
que posibiliten un control distribuido
de los medios para permitir
la integración de todas sus capacidades
y así poder producir efectos en y
desde cualquiera de los ámbitos de
operación»2.
De la lectura simple de estas definiciones,
parecería que es suficiente con
incluir el ámbito cognitivo y ciberespacial
en las ya conocidas operaciones
conjuntas, tratando de armonizar
las acciones en los cinco dominios3,
pero no es así. En los conflictos que
se prevén ya no existe una situación
de paz, de la que se pasa a una de crisis
y a otra de guerra. La amenaza es
permanente y requiere acciones duraderas
para evitar una posición de
desventaja relativa contra un adversario
de capacidades actuales4 en zonas
geográficas críticas de cualquier
parte del mundo.
No parece adecuado desechar el estudio
de las operaciones multidominio
dentro del ET, en la errónea idea de
que solo son responsabilidad del ámbito
conjunto o de escalones superiores
a la división. Es preciso buscar los
medios y procedimientos que permitan
al Ejército integrarse y colaborar
en estas operaciones que se van a desarrollar
bajo una coordinación y una
integración de capacidades nunca
antes planeadas. Por ello es preciso
anticipar rápidamente, desde la perspectiva
específica propia de nuestro
Ejército, los cambios necesarios para
operar en los nuevos dominios. Hay
naciones que ya están asimilando esa
evolución y modifican sus doctrinas
para adaptar sus herramientas de superioridad
de la información a la superioridad
en el dominio cognitivo.
Tras años de buscar la mejor manera
en que las fuerzas terrestres podrían
asumir su papel en las operaciones
conjuntas determinadas por mandos
componentes, la DIDOM está involucrada
ahora en desarrollar la integración
del ET en lo que se ha llamado
«operaciones multidominio».
DESARROLLO CONCEPTUAL
En los ámbitos internacionales, se sugiere
que una visión sobre operaciones
multidominio compartida entre
los distintos Ejércitos es insuficiente
y se necesita una auténtica coordinación
y cooperación en la búsqueda de
un enfoque adecuado que establezca
las técnicas y procedimientos y guíe
las inversiones correspondientes en
los sistemas necesarios.
En la ESN 21 se dice que «en este
contexto y debido a la naturaleza
cambiante de los conflictos, los tradicionales
dominios terrestre, naval y
aéreo se ven ahora complementados
por la aparición de nuevos espacios
de competición, como el ciberespacio
y el espacio ultraterrestre, que obligan
a incorporar nuevas formas de actuación,
así como tecnologías de última
generación, para mantener una capacidad
de enfrentamiento actualizada y
moderna».
Aunque nuestra última doctrina conjunta,
Doctrina para el empleo de las
Fuerzas Armadas, que se publicó en
febrero de 2018, introdujo como otras
contribuciones de las Fuerzas Armadas
a la seguridad la ciberseguridad y
la seguridad del espacio aéreo y ultraterrestre,
no desarrolla cómo afrontar
las operaciones en varios dominios ni
cómo enfrentar la competencia prolongada
en alguno de ellos5.
Nuestra doctrina específica de Empleo
de fuerzas terrestres (PD1-001,
2.ª edición de septiembre de 2021) no
recoge el concepto, pero establece
una nueva función táctica denominada
«información» que engloba el conjunto
de actividades concebidas específicamente
para actuar en el ámbito cognitivo
mediante su incidencia en el entorno
de la información con la finalidad de
modificar o reforzar las percepciones,
las conductas y las actitudes de las
audiencias autorizadas. Esta función
comprende las actividades psicológicas,
la comunicación pública, la interacción
y la cooperación cívico-militar,
la interacción personal, la decepción,
la presencia, actitud y perfil de la fuerza
y, en general, todas aquellas que se
diseñen expresamente para actuar en
el ámbito cognitivo. Pero mantener lo
cognitivo o informativo como una función
táctica, centrada en sus aspectos
militares y gestionada por una célula
específica de los Estados Mayores,
parece insuficiente para enfrentar las
amenazas futuras.
Nuestro cuerpo doctrinal, plenamente
desarrollado para la mayoría de
las funciones tácticas de esta reciente
doctrina, tiene que actualizarse en
todo lo relativo a la función táctica de
información y su coordinación con las
que se lleven a cabo en el ámbito cognitivo
dentro de las operaciones conjuntas.
DESARROLLO PRÁCTICO
Las operaciones de información siguen
siendo los instrumentos militares
clásicos para gestionar el dominio
de la información en los escalones división
y brigada, aunque sobre todo
se enfocan a las fuerzas adversarias.
Sin embargo, la mayoría de las amenazas
en el dominio cognitivo y cibernético
no tienen un origen conocido
(y normalmente este no es militar), ni
se producen solo en tiempo de conflicto,
ni tienen un objetivo concreto
y delimitado a las fuerzas militares.
«Es indudable que la solución a los
complejos problemas que plantea el