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TEMAS PROFESIONALES
Además, lo que sí ha recibido Turquía de los Estados Unidos y que sin duda
contribuye a su superioridad en la zona es una escuadrilla de cuatro B-737
AEW & C. Dicho lo cual, la potenciación de la capacidad AAW y ASUW
desde plataformas navales que acabamos de constatar puede contribuir decisi-vamente
a ello, sobre todo a medida que se «abran» las distancias respecto a
las bases aéreas propias y que Turquía se vea en la tesitura de proteger las
SLOC de las que depende su conectividad al este de Suez.
También es merecedora de atención la capacidad de los nuevos destructo-res
TF-2000 para transportar los nuevos misiles de crucero que, en la práctica,
son la versión turca del Tomahawk, pero sin las servidumbres logísticas y
políticas que se podrían deducir de la disposición del modelo estadounidense.
Conclusiones
La actual estrategia de la Turquía de Erdoğan constituye una intersección
entre las tres aproximaciones vertebradoras de este análisis: el neo-otomanis-mo;
la Stratejik Derinlik y el Blue Homeland. No puede reducirse a ninguna
de ellas tomada por separado y no acepta a pies juntillas todos los detalles
de cada una tal como aparecen en su formulación original. Pero tampoco
puede zafarse de sus influencias, porque casan bien con las aspiraciones de la
nueva Turquía, pero también porque, a pesar de las apariencias, el liderazgo
de Erdoğan es bastante delicado y debe hacer juegos de prestidigitación,
contentando a las diversas facciones internas para evitar más fracturas entre
las elites del país.
Este no es un escenario muy halagüeño para sus vecinos. Turquía no estaría
bien posicionada en el ranking que pudiera elaborar cualquier devoto del
realismo neoclásico, precisamente por la fractura social existente, que redunda
en una falta de cohesión de esas mismas elites, divididas como están entre
sectores neo-otomanos, que tratan de estirar ese mismo proyecto hacia un isla-mismo
más transversal, y sectores remanentes del viejo kemalismo, debida-mente
readaptado a lógicas euroescépticas y prorrusas, estos últimos especial-mente
presentes en las Fuerzas Armadas. Ahora bien, si esa política exterior,
más proactiva que la de épocas precedentes, es la que Erdoğan trata de emplear
para generar consensos internos que de otro modo serían imposibles, entonces
no sería tan sorprendente que el riesgo de underbalancing tan citado en la
teoría realista neoclásica (v. gr., Schweller, 2006) sea trasladado al otro extremo
del panel de opciones, convirtiéndose en riesgo de overbalancing. Tal es el
enfoque de algunos expertos (v. gr., Snyder, 1991) ante casos similares.
En esta tesitura, ¿prevalecerá la tesis del choque de civilizaciones de
Huntington para provocar la ruptura entre Ankara y Occidente? A mayores…
¿se convertirá Turquía en un pivote más de la gran alianza promovida por
Duguin contra Occidente? ¿O el neo-otomanismo constituirá un dique contra
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