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TEMAS GENERALES
napolitana bajo las órdenes de su padre. Su ardor guerrero contra turcos y
berberiscos y su noble cuna hicieron que en 1617 se le nombrara capitán
general de la Armada del Mar Océano (5).
Cuando en 1619 Felipe III viajó a Portugal, honraría a don Fadrique con su
presencia al pernoctar una noche en su nave capitana, regia demostración de
aprecio muy poco habitual en aquellos tiempos.
Guerra
Finalizada la Tregua de los Doce Años (1609-1621) (6), la alianza entre los
rebeldes de las provincias holandesas con la corona gala hizo resucitar la
guerra naval. Enterada la Corte por los navíos de aviso (7) de que una flota
holandesa se dirigía al Mediterráneo, la escuadra de Fadrique de Toledo, inte-grada
por un total de seis galeones y dos pataches (8), aparejó hacia aguas de
Gibraltar, donde el día 10 de agosto de 1621 los vigías divisaron medio cente-nar
de velas, de las cuales treinta y una correspondían a galeones de guerra.
Percatados nuestros enemigos de la presencia de la flota española, formaron
en media luna. A pesar de su notoria inferioridad, los buques de don Fadrique
se lanzaron al ataque. De esta manera, cada nave española debía batir entre
dos y tres enemigas. De hecho, la capitana de Fadrique de Toledo logró echar
a pique un par de galeones enemigos antes de quedar desarbolada. Mientras
tanto, el resto de galeones de su flota lograba hundir dos, incendiar otro y
apresar otro par, lo que hizo huir a los holandeses. En recompensa por tan
valerosa acción, el rey le confirió el título de «capitán general de la Gente de
Guerra del Reino de Portugal».
Como el conflicto hacía que fuera seriamente amenazado el comercio
marítimo español, el nuevo valido, el conde-duque de Olivares, decretó el 26
de enero de 1622 crear una junta (9) —Junta de Armadas— para tratar los
(5) Flota atlántica permanente creada en 1580 se subdividía en: Armada del Estrecho,
Armada de Lisboa y la Escuadra de Vizcaya. Su primera Ordenanza data del año 1633.
(6) Esta etapa fue conocida como la Pax Hispanica, y vino motivada por el agotamiento de
los recursos económicos de los contendientes.
(7) De «navíos» no tenían nada; eran en realidad pequeñas embarcaciones de 60 toneladas
que en el caso que nos ocupa se utilizaban para mantener la comunicación (transportando plie-gos
oficiales y noticias) entre los distintos territorios del Imperio con la metrópoli, o se destaca-ban
de las distintas flotas para dar parte del avistamiento de flotas enemigas.
(8) Galeones Santa Ana (general Carlos Ibarra), Santa Teresa (almirante Alonso de
Butrón), Nuestra Señora de la Atalaya (Martín Ruiz de Salazar), Santa Isabel (Moniz
de Godoy), Santiago (Villafaña) y San Martín (Agustín de Romanico), y pataches San Nicolás
(Domingo de Hoyos) y Santa Catalina (Kifeoge de Caoetillo).
(9) Estuvo integrada por Diego de Brochero, miembro del Consejo de Estado; Fernando
Girón, del Consejo de Guerra; Juan Pedroso y Miguel de Spinarreta, de Hacienda, y el secreta-rio
Martín de Aróstegui.
242 Marzo