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LIBROS Y REVISTAS
de adjetivarla), de la Armada española desde sus orígenes hasta nuestros días,
rescatando, tal y como el mismo autor señala, de la nebulosa del tiempo, el
protagonismo que tuvo nuestra Marina en el sostenimiento económico,
protección, mantenimiento y marinaje de las Falúas Reales (¿quién si no la
Armada se iba a encargar de ello?).
El libro, dividido en diversos capítulos, no solo nos narra la historia de
estas embarcaciones, las cuales el autor ha dividido en dos etapas, (1752-1758
y 1759-1936), sino que nos hace también un recorrido por el Museo en gene-ral,
que alberga no solo embarcaciones, sino otros objetos y obras de arte, de
lo que fue, en su momento, un gran complejo que llegó a contar incluso con
un dique (cubierto para preservar a la embarcación que estuviera en él de las
inclemencias del tiempo), alojamientos para las tripulaciones e incluso un
pequeño hospital para atender urgencias y una capilla. El destino a bordo de
estas embarcaciones estaba muy bien retribuido; aparte de ello sus dotaciones
se beneficiaban de las gratificaciones que los Monarcas les hacían de manera
puntual con cierta asiduidad, lo que hacía que, en general, el destino fuese
muy apetecible y, por tanto, muy solicitado, por lo que suponía además de
estar alejado de las difíciles condiciones de la vida a bordo de cualquier otra
unidad operativa de la Armada, un destino que llegó a contar con oficiales de
mar, contramaestres, condestables (para el uso de los pequeños cañones que
montaban para salvas de ordenanza) y, por supuesto marinería, ya que solo
estos últimos ya sobrepasaban con creces el centenar, todos ellos suministra-dos
por el Departamento Marítimo de Cartagena, probablemente debido a la
proximidad geográfica y a los que se añadía personal de maestranza como
calafates o maestros de Ribera, personal todos ellos imprescindibles, sobre
todo estos últimos.
En general, se trata de un libro singular, donde el recorrido por la góndo-la
de Carlos II, las falúas de Carlos IV, Fernando VII, Isabel II o Alfonso
XII, o la canoa de Francisco de Asís nos hacen transportarnos a tiempos
pasados, libro que debe formar parte de cualquier biblioteca de tema naval,
aunque solo sea por el mero hecho de tratar un tema que, plasmado en forma
de libro, nunca lo ha sido con anterioridad por ningún otro historiador naval
y que muy probablemente despierte a partir de ahora ese interés por este
trozo de la historia de la Armada española tan desconocido para el público
en general.
Diego QUEVEDO CARMONA
(retirado)
438 Marzo