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TEMAS PROFESIONALES
Desafíos provocados por hechos y situaciones poco agradables están
presentes en todos los momentos de la vida y en todos los ambientes de traba-jo,
por lo que la posesión de estos tres tipos de valor es importante para todas
las personas (10). Y cabe señalar aquí que «el valor es fuerza de voluntad y
sus reservas no son ilimitadas, de modo que cuando un hombre las agota, está
acabado; el valor de un ser humano es su capital y bebe de él constantemente»
(11), siendo necesarios instrumentos no solo que lo refuercen, sino que
también lo protejan.
Teniendo en cuenta los beneficios que para cualquier organización y socie-dad
tendría el contar con personas de elevado valor moral, sorprende que no
sea un tema más habitual de debate, enseñanza en las escuelas y fortaleci-miento
en las unidades. Posiblemente porque asumimos que es un rasgo natu-ral
de las personas que no se puede alterar. Sin embargo, como explican
Dennis McGurk y Carl A. Castro sobre el modelo de coraje para una mentali-dad
de combate (battlemind model of courage) del Ejército estadounidense,
«el coraje es una fuerza dinámica involucrando diferentes procesos que inte-ractúan
entre sí, pudiendo ser desarrollados y sostenidos sin apelar a habilida-des,
rasgos o predisposiciones sobrenaturales» (12).
De la importancia del coraje en la actualidad
Hoy en día, y dejando aparte la obvia exigencia del valor en acciones de
combate, necesitamos del coraje básicamente porque vivimos rodeados y
permanentemente expuestos a temores que nos empujan a permanecer estáti-cos,
olvidando que es en la incertidumbre del cambio, de la iniciativa, donde
se avanza hacia el éxito.
Esa invasión de miedos y dudas que nos podría estar inmovilizando la
podemos percibir en nuestra dimensión individual, donde parece haberse
instalado entre nosotros un mundo de temores. Zygmunt Bauman escribía que
hemos vuelto la mirada hacia el pasado, ya que «el futuro se ha transformado
y ha dejado de ser el hábitat natural de las esperanzas y de las más legítimas
expectativas para convertirse en un escenario de pesadillas: el terror a perder
el trabajo y el estatus social asociado a este, el terror a que nos confisquen el
hogar y el resto de nuestros bienes y enseres, el terror a contemplar impoten-tes
cómo nuestros hijos caen sin remedio por la espiral descendente de la
pérdida de bienestar y prestigio, y el terror a ver las competencias que tanto
nos costó aprender y memorizar despojadas del poco valor de mercado que les
(10) MCGURK, Dennis; CASTRO, Carl A.: op. cit., p. 183.
(11) MCMORAN WILSON, Charles: op. cit., p. 28.
(12) Explicado en The Psychology of Courage, cap. 9.
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