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VIVIDO Y CONTADO
Otro papel a destacar fue el del Taller de Torpedos de La Algameca, enca-bezado
por su jefe, el teniente de navío Peña, que preparó y cuidó hasta el más
mínimo detalle el torpedo que menos fallos había presentado durante todos los
ejercicios de lanzamiento de armas efectuados en los meses anteriores. Al
final, el elegido para ser embarcado en el submarino Tramontana fue el núme-ro
39.549, dato que conviene recordar ya que fue el verdadero protagonista de
esta bonita historia.
Adiestramiento
Está claro que en todos los ámbitos de la milicia, el adiestramiento es
fundamental. Pero cuando se van a lanzar armas, podemos afirmar que se
cumple el dicho «nos adiestramos como combatimos, para combatir como nos
adiestramos». Era vital realizar todo de manera escrupulosa para evitar cual-quier
error que provocase un desenlace fatal.
El submarino es una plataforma especial que requiere adiestramiento en
muchos ámbitos, y para ello la Flotilla dispone de varios simuladores. Así que
en los meses previos, toda la dotación se dedicó, casi en exclusiva, a hacer
horas de simulador, tanto en el de seguridad en inmersión como en el de
propulsión y en el táctico.
Para preparar el lanzamiento, el equipo de la cámara de mando del subma-rino
en zafarrancho de combate asistía al simulador prácticamente todos los
días, realizando el lanzamiento del F-17 una y otra vez. Al final, tras meses de
adiestramiento el equipo de la DLT (5) era como una sola pieza bien coordina-da,
ya que se sabía de memoria toda la secuencia del lanzamiento.
A estas horas de simulador hay que añadir las salidas a la mar para efectuar
los lanzamientos de torpedos de ejercicio. La verdad es que no puedo recordar
el número exacto de lanzamientos realizados antes del SINKEX, pero fueron
unos cuantos, ¡bastantes! Algunos salieron perfectos y otros no tanto, pero
conseguimos ser un equipo perfectamente cohesionado y listo para actuar en
cualquier momento. De lo que sí me acuerdo es de un lanzamiento al que no
asistí. Fue por el mes de mayo, ya que mi mujer se encontraba a punto de dar
a luz. El comandante, a pesar de mis negativas, me ordenó quedarme en tierra
tras la recomendación del segundo, quien me dijo literalmente: «Déjate de
tonterías, ¡torpedo es el que va a lanzar tu mujer!». Esa misma noche nacía mi
primera hija.
Tras todas esas horas de adiestramiento, en puerto y en la mar, y tras el
análisis de todos los lanzamientos efectuados, el Estado Mayor decidió
(5) DLT: Dirección de Lanzamiento de Torpedos, formado por el jefe de Armas, que dirige
el torpedo hacia el blanco, y el operador, que calcula los datos del blanco.
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