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TEMAS PROFESIONALES
legal y moralmente; es en sí misma un compendio de cualidades: honor,
honradez, justicia, imparcialidad, sinceridad y compromiso»— se podría iden-tificar
con lo que hemos denominado valor moral. Y por último, la presencia
de ánimo, explicada como la «capacidad para conservar el ánimo sereno y
tranquilo tanto en los sucesos adversos como en los favorables», podríamos
reconocerla en nuestro valor vital o psicológico.
Así, podemos ver que todas ellas tendrían relación con el coraje. Sin
embargo, no está claro dónde y cómo se forjan esas cualidades. ¿Dónde se
adquiere el valor?, ¿dónde la integridad moral? Y por otra parte, ¿son solo los
líderes quienes deben desarrollarlas y solo ellos por tanto disponer del coraje?
Me gustaría aquí invitarles a reflexionar sobre cuánto coraje despliegan en
su día a día. Si no se nos delega responsabilidad relevante, los procedimientos
y doctrinas nos dejan poco margen de flexibilidad e iniciativa, el balance de la
discrepancia suele resultar negativo, no podemos modificar los medios que
nos son dados y nuestra situación laboral es suficientemente estable, ¿cuánto
riesgo asumimos cada día?, ¿no podríamos estar faltos de entrenamiento en
coraje? Poseer coraje resulta de la mayor importancia para todas las personas,
pero para los miembros de las Fuerzas Armadas, para los que los valores y
principios militares son pilares fundamentales de la milicia y la gran fortaleza
de su liderazgo, el coraje es un elemento central, además de requisito obli-gatorio
para la acción en el combate y esencial bajo la tensión y el estrés en
las operaciones. Sin embargo, parece poco tratado de manera explícita.
¿No sería lógico plantear programas específicos dirigidos a fortalecerlo?
Los barcos que salieron del puerto de Sevilla en 1519 para realizar la primera vuelta al mundo
pese a la incertidumbre que el viaje representaba. (Foto: www.millacero.es)
338 Marzo