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VIVIDO Y CONTADO
Componentes del Servicio de Armas del Tramontana en el Arsenal de Las Palmas portando la
cenefa del ex-Ferrol. (Fotografía facilitada por el autor)
humano, siempre habrá dudas en ciertos parámetros, como la distancia real, la
velocidad y el rumbo (6).
Todo estaba listo para lanzar y tan solo esperábamos la autorización. El
jefe de Operaciones, que se encontraba en la radio con una oreja pegada al
equipo de comunicaciones, le transmitió al comandante: «¡Autorizado lanza-miento!
». Este, asomándose al periscopio, marcó por última vez al ex-Ferrol
y, tras comprobar los datos del blanco de la mesa trazadora y de la DLT, se
introdujeron estos últimos datos del blanco (recalar en argot submarinista).
Bajamos a la cota de seguridad, 55 metros, y una vez allí, comprobada la
estanqueidad del submarino, el jefe de Armas ordenó: «Preparar tubo número
4 para lanzamiento de un torpedo F17 modelo 1». Este es uno de los momen-tos
más delicados, ya que el torpedo empieza a mojarse al inundar el tubo con
agua. El agua, al tocar los cables del torpedo, podría provocar algún fallo de
aislamiento no deseado.
(6) En el caso del SINKEX, el blanco se encontraba a la deriva, por lo que el dato más
importante para el lanzamiento era la «distancia».
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