Consecuencias de Lepanto
El resultado, pese a la negatividad imperante en la bibliografía tanto hispa-na
como italiana cambió y mucho el devenir de ambos bandos, aunque hubo
un período inicial posterior a la batalla de esfuerzo turco por recuperarse y
expandirse.
Hay que señalar que si se habla de un Imperio de la Monarquía Hispáni-ca,
el otomano no se parecía ni de lejos a este. Los otomanos tenían una
serie de diferencias notables para hablar propiamente de imperio. En
primer lugar, no había un idioma común, como ocurría en España. Por otra
parte, nosotros teníamos una sola religión, y los turcos y sus territorios al
menos cuatro escuelas, enfrentadas a muerte, de las cuales suníes y chiíes
son las más conocidas, pero había además cristianos ortodoxos en Grecia y
maronitas en Líbano, judíos repartidos especialmente en Grecia, y casi
todos los territorios —griegos, kurdos, egipcios, marroquíes— tenían sus
propias formas de tolerancia religiosa, conviviendo todas ellas con mayor o
menor fortuna.
Por otra parte, extenderse hacia Asia, por parte otomana, tenía el obstá-culo
del Imperio safávida, profundamente antiotomano. Los safavíes eran
musulmanes chiíes frente a la mayoría suní otomana, de lengua persa,
originarios de Azerbaiyán, y sus enemigos principales eran los uzbekos. En
paz con los otomanos durante Lepanto, fueron decayendo por luchas intes-tinas.
El Imperio de la Monarquía Hispánica tenía un único mando en Felipe II;
los turcos, una larga serie de cabecillas locales (beys, califas, sultanes, pachás,
muftíes...), muchos de ellos con plena autonomía del Imperio otomano, lo que
ocasionaba no solo enfrentamientos, sino desafecciones graves. La Monarquía
Católica por su parte contaba con una sola moneda; los turcos con varias y
muy diferentes. El sistema de mando turco era de vasallaje, alianza o dominio,
con las dificultades de ejercicio de un mando único efectivo.
La misión y los objetivos hispanos eran claros: un ejército profesional,
la lucha contra la piratería con base en las costas de Argelia, aseguramiento
de las líneas de la península ibérica con Italia y control del norte de África.
Los enemigos: europeos y turcos. Los turcos tenían enfrente a rusos, pola-cos,
húngaros, griegos, kurdos, pueblos de origen mongol, que dificultaban
enormemente, al igual que a los españoles el establecimiento de alianzas
duraderas.
Finalizado el combate, Sokolli, aparentemente, reorganizó la flota turca de
forma rápida y tomó territorios en los Balcanes, pero el triunfo de la Liga
Santa en Lepanto había terminado con la invencibilidad turca y el complejo de
inferioridad cristiano. Los turcos habían perdido la superioridad y la moral
de victoria.
450 ANIVERSARIO DE LA BATALLA NAVAL DE LEPANTO
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