LA GUERRA HISPANO-ARGELINA
DE LOS 300 AÑOS
Mariano JUAN Y FERRAGUT
Introducción
(Retirado)
N los anales de la Historia, algunos conflictos son
conocidos por su duración en años. Así, tenemos la
Guerra de los Siete Años, otra de los Treinta Años e
incluso una de los Cien Años. Pero en el presente
trabajo nos ocuparemos de otra más larga, una de
trescientos años. Una guerra sangrienta y costosísi-ma,
a la vez poco divulgada y valorada, fue la que
España mantuvo con Argel —y en general contra
los corsarios turcos/berberiscos—, la más larga que
ha librado nuestra nación. Se inició en 1492, tras la
toma de Granada, y debía haber finalizado con el
tratado de paz hispano-argelino de 1786, pero
posteriormente, en 1822, Argel declaró la guerra a
España y hasta 1827 no se logró la paz. Y conse-guirla
fue un proceso que duró más de 60 años, lo que no nos debe extrañar,
pues es bien sabido que toda negociación con los islámicos suele estar eriza-da
de dificultades, interrupciones, silencios y afirmaciones poco claras. Son
duros compromisarios, con los que siempre se debe adoptar un tono amisto-so,
evitar cualquier tipo de enfrentamiento y tener paciencia, pues las deci-siones
no las toman apresuradamente y su concepto del tiempo es diferente al
de Occidente. En esa secular contienda, hubo un período de grandes luchas
cristiano-musulmanas o, si se prefiere, Este-Oeste, lideradas por el sultán
otomano y el rey de España. Esta gran guerra, en la que se enfrentaron
portentosas escuadras de galeras, se inició en 1538 con el desastre de Préve-za,
y su desenlace se decidió el día 7 de octubre de 1571, en aguas del golfo
de Lepanto, donde la Santa Liga, liderada por Juan de Austria, derrotó a los
otomanos.
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