450 ANIVERSARIO DE LA BATALLA NAVAL DE LEPANTO
dos escudos y una ración el marinero y el soldado (un ducado eran once
reales y un escudo diez).
La gente de remo o chusma estaba formada por los remeros, para el
manejo de remos, entenas y palos, encuadrados en tres grupos: esclavos,
forzados o penados y buenas boyas. Los esclavos constituían la categoría
más baja. Su procedencia podía ser por compra, donaciones o apresamien-tos
en combate o en incursiones en territorios enemigos. Su precio medio
oscilaba alrededor de 100 ducados y no cobraban sueldo. Los forzados o
penados lo eran por la justicia, normalmente por un mínimo de dos años y a
veces de por vida, aunque en general no pasaban de los 10 años. No cobra-ban
sueldo, pero podían obtener dinero por juego, trapicheos y otros proce-dimientos
e incluso podían comprar un esclavo y ponerlo en su lugar. Los
buenas boyas eran remeros profesionales voluntarios, cogidos en levas o
retenidos por falta de personal tras haber cumplido sus penas. Solían tener
una ración y una paga de un ducado al mes. Cuando los forzados habían
cumplido sus condenas, en ocasiones podían seguir en sus puestos como
buenas boyas para cubrir vacantes de remeros, unas veces voluntarios y
otras veces por la fuerza, cobrando la ración y el sueldo de su nueva situa-ción,
y a veces eran amarrados al banco para evitar la tentación de escapar.
En dicha época, una galera ordinaria podía llevar de 100 a 110 gentes de
cabo y más de 150 de remo, lo que suponía un total de 250, 260 o más
hombres. A mediados del siglo XVI, una galera ordinaria tenía unos 24 bancos
por banda, una bastarda de 26 a 29 y una real sobre 30 o más. En cuanto a
remeros por banco, una ordinaria solía tener tres, y la real podía llegar a siete.
El número total de remeros de una ordinaria era de 144 (24 x 2 x 3), aunque
solía llegar a unos 150 y con relevos podía ascender a 175.
En cuanto a la distribución de remos, en el siglo XVI hubo dos sistemas. En
una galera ordinaria, con tres remeros por banco, durante la primera mitad del
siglo era a tercerol o alla sensile, con un remo por remero, o sea, tres remos
por banco. Pero en la segunda mitad del siglo pasó a ser a galocha, con un
solo remo para los tres remeros. A tercerol se obtenía más maniobrabilidad,
pero a galocha se ganaba en espacio y logística al reducir los remos a un
tercio, aunque fueran más grandes.
El remo de una galera de la segunda mitad del siglo XVI podía medir unos
11 metros de largo, unos 25 centímetros de diámetro y tenía tres partes: pala,
caña y guion. Cada una de ellas medía un tercio del total. La pala era la parte
más ancha, que entraba en el agua e impulsaba el barco; la caña del remo esta-ba
comprendida entre la pala y la galera, y el guion iba dentro de la galera y
era movido por los remeros. Este solía contar con contrapesos de madera,
hierro o plomo para equilibrar el remo y ayudar en la boga, y para facilitar su
agarre podía llevar manetas, ya que era muy grueso. Los remos normalmente
eran de madera de haya y se armaban con estrobos o fuertes anillos de cabo
unidos a toletes o escálamos, que eran piezas verticales colocadas en las posti-
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