450 ANIVERSARIO DE LA BATALLA NAVAL DE LEPANTO
haberla acometido con éxito, hubiese sido la acción estratégica complementa-ria
e ineludible que hubiera rematado lo conseguido en Lepanto; pero ya lo
dejó escrito el Manco de Lepanto: «... el cielo lo ordenó de otra manera, no
por culpa y descuido del General que a los nuestros regía, sino por los peca-dos
de la Cristiandad. En efeto, el Uchalí se recogió a Modón, que es una isla
que está junto a Navarino, y echando la gente en tierra, fortificó la boca del
puerto y estúvose quedo hasta que el señor don Juan se volvió» (16). Para
consumar esa falta de explotación del éxito, Pío V falleció el día 1 de mayo
de 1572; enseguida Venecia firmaría la paz por separado con los turcos el 7 de
marzo de 1573. Así se arriaba, definitivamente, el pendón de la Santa Liga.
Lessons learned de los otomanos
Uluj Alí (17) había sido siempre partidario de la ballesta articulada, afir-mando
que mientras se cargaba un arcabuz se disparaban 30 flechas, blanco
seguro cuando se combatía a tan cortísima distancia (cuerpo a cuerpo, prácti-camente);
menospreciaba las armaduras y la concentración del fuego arcabu-cero
que, tras la descarga de los cañones que debía simultanearse con el
momento del abordaje, barría (como a finales del XVIII hicieron las carrona-das)
las arrumbadas y crujías enemigas, lo que permitía el asalto de la infante-ría
propia.
Al año siguiente, el obispo de Dax, embajador de Carlos IX de Francia
ante la Sublime Puerta, escribía a su rey desde Estambul (que todavía, entre
los cristianos, se llamaba Constantinopla) el 10 de junio de 1572: «En seis
meses el Gran Señor (el sultán) ha construido 200 galeras. Esperamos su sali-da
dentro de ocho o diez días. Embarcarán en ellas más de mil arcabuceros, lo
que jamás se vio en este imperio. Luchalí que es el almirante, enseñó a los
turcos a abandonar el arco por los disparos, diciendo que lo aprendió en la
última batalla de Lepanto».
Punto final
La expansión turca en el norte del Mediterráneo se quedó fijada en la fron-tera
con el reino marroquí. La guerra del corso contra los cristianos, y muy
especialmente contra España, continuó hasta la definitiva paz con Argel de
(16) CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Primera parte. Capítulo XXXIX, p. 2. Madrid, 1605.
(17) NÚÑEZ IGLESIAS, Indalecio: «Una realidad entre dos fantasías». REVISTA GENERAL DE
MARINA. Octubre, 1971, pp. 323-333.
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