450 ANIVERSARIO DE LA BATALLA NAVAL DE LEPANTO
do de Fernandina y el principado de Montalbán el 24 de diciembre de 1569),
escribía el 31 de mayo de 1565 al rey animándole a la búsqueda del dominio
del mar por medio de la batalla decisiva:
«Lo que se podría considerar y lo que creo que debe mover a S. M. a ir
detenido en lo del dar de la gente, es parescelle que, si perdiéramos la batalla
del mar, que poniendo en ella toda su infantería y aventurando toda su arma-da,
que quedarían todos sus reinos desnudos de dos remedios tan grandes para
su defensa, como son soldados y galeras. Por este peligro yo tengo por cierto
que un día u otro se ha de venir a pasar, porque pretendiendo V. M. el señorío
del mar y pretendiéndolo el turco, no es posible excusar que no se venga a
conceder esta superioridad por batalla de mar, de manera que por rehuir agora
lo que digo, no se ataja este inconveniente, y si a él debemos venir, más vale
que vengamos sin haber perdido Malta que después de perdida» (2).
Por tanto, el socorro a Malta propuesto por el marqués concebía, al propio
tiempo, una ofensiva de base geográfica para batir al turco en sus aguas, que
había elegido el mes de mayo de ese año para conquistar la isla, como siglos
más tarde hará Togo esperando a Rozhestvensky en Tsushima para aniquilarlo.
Por su proceder y por esos consejos al rey, García de Toledo, sin dejar de
ser el más brillante táctico de su época, ha sido calificado también como el
mejor estratega de ese tiempo de galeras. El turco evacuó Malta antes de la
llegada del socorro aportado por Villafranca, por lo que la gran batalla
pendiente quedó para «más alta ocasión». Por sus achaques, el marqués no
pudo estar presente en Lepanto, pero fue el primer consejero, estratégico y
táctico, por vía epistolar de Juan de Austria. En lo estratégico se mostró preo-cupado
con lo de buscar la batalla definitiva, y recomendó a Juan de Austria
no arriesgar en circunstancia alguna su mal conjuntada escuadra de galeras en
una batalla a menos que se viese forzado a hacerlo por una orden directa: «Por
amor de Dios —escribía García de Toledo—, considerad bien el daño que
puede causar un error» (3); consejo que por suerte no siguió Juan de Austria,
aunque en lo táctico fue él quien diseñó la formación adoptada para enfrentar-se
al turco, indicando tres divisiones separadas, con huecos entre ellas lo
bastante amplios para que pudiesen maniobrar (4), y una cuarta de reserva,
que llegado el momento sería fundamental.
Los malos momentos sufridos en Malta se reprodujeron en 1566 por toda
Italia, donde estaban convencidos de que los turcos vendrían a vengar su
(2) FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo: Armada Española desde la unión de los reinos de Catilla y
de Aragón. Tomo II. Madrid, 1896. Apéndice núm. 2, p. 417.
(3) BEECHING, Jack: Las galeras de Lepanto. Argos Vergara. Barcelona, 1984, p. 185.
(4) Ibidem, p. 199.
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