El general Salto, el presidente Cerezo, jugadores de distintas épocas junto al Saeta en las inmediaciones del estadio Metroplitano
Hoy en día, ni el Ejército del Aire, creado en 1939, ni el
«Atleti» de ese año 1939 son lo mismo. El Ejército del Aire
ha evolucionado desde entonces a lo que hoy representa
siendo unas de las instituciones más valoradas y queridas
por la sociedad; y el Atlético de Madrid se ha convertido en
un equipo con un amplio palmarés en sus más de cien años
de historia y se ha convertido también en el equipo español
con más altibajos emotivos, donde sus seguidores se perfi-lan
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como los más románticos por ese sentimiento de amor
no del todo correspondido; pero fiel como todo enamorado
que confía ciegamente en que el futuro sea aún más pro-metedor.
Algo más de ochenta años después de aquella tarde en
Salamanca, el Atlético de Madrid de hoy, juega en el Wanda
Metropolitano, otro Metropolitano. Es otra historia que contar
y es otra sociedad la que lo vive, pero siempre con un pasa-do
que se ha escrito capítulo a capítulo y partido a partido,
con sus sonrisas, no pocas y con sus lágrimas, que no pocas
también. Un pedazo de la historia que iniciaron unos pocos,
que continuaron muchos y que hemos vivido todos.
El Metropolitano
A vueltas con el Metropolitano. Si recientemente el Atlético
de Madrid se ha trasladado al estadio Wanda Metropo-litano,
abandonando física que no emotivamente el estadio
Vicente Calderón, en el año 1966 ocurría lo contrario. El Atlé-tico
se mudaba al Vicente Calderón desde el Metropolitano,
que a decir verdad se llamó Stadium, nombre por el que muy
pocos le conocen.
El nombre de Metropolitano le vino por la iniciativa de los
fundadores de la Compañía Metropolitana, los hermanos
Otamendi, de origen vasco. Se pensó en construir un recinto
deportivo en las afueras para favorecer la construcción y ex-pandir
la ciudad de Madrid. La línea ferroviaria Metropolitana
tenía su última estación en Cuatro Caminos, hoy líneas 1 y 2.
La idea no era nueva. El estadio de Wembley en Londres se
construyó con el mismo fin.
La ubicación del estadio habría que buscarla entre el polí-gono
que forman las calles Juan XXIII, Beatriz de Bobadilla,
Conde de la Cimera y Santiago Rusiñol, muy cerca del Cuar-tel
General del Ejército del Aire.
La idea inicial, en 1923, era dar al estadio un uso intensivo,
por lo que se propuso que todos los equipos de la ciudad
jugaran allí sus partidos, incluyendo al Real Madrid Football
Club, lo cual fue desechado por el club blanco jugando al
principio en el velódromo de Ciudad Lineal y más tarde en su
propio estadio en Chamartín. Otros equipos como el Racing
Club de Madrid, la Gimnástica de Madrid y el Unión Sporting
Club, además del Atlético, jugaron como locales sus parti-dos.
Fue en el año 1950 cuando el Metropolitano pasó a ser
propiedad del Atlético.
Durante su historia, el Metropolitano albergó muchos parti-dos.
Pero quizás el partido más importante fuera el que la
Selección española jugó el 15 de mayo de 1929 contra Ingla-terra.
Un partido que se convirtió en todo un acontecimiento
social por la presencia de los hijos del rey Alfonso XIII y una
nutrida representación de la alta sociedad entre los 50.000
espectadores que llenaban el estadio.
El partido quedó en los anales de la historia por ser el
primero que los ingleses perdían frente a un equipo no bri-tánico.
A pesar de adelantarse los ingleses por dos goles a
Stadium Metropolitano