Acto de inauguración
Desde el momento de finalización de
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la obra hasta su inauguración ofi-cial
transcurrieron alrededor de cuatro
años. Posiblemente pasó un tiempo en
algún almacén del Ministerio de Guerra,
del Ayuntamiento o quizá incluso, en
su emplazamiento original, tapado por
lonas, según se desprende de noticias
como la recogida por el periódico ABC
en 1918: «Hacía mucho tiempo que es-te
monumento estaba terminado y en-vuelto
entre arpilleras, que la intemperie
destruía»44.
Es cuanto menos curioso que una
obra escultórica que parecía tener una
gran aceptación popular, ya que fue
fruto de una suscripción del pueblo de
la Villa de Madrid, se encuentre tanto
tiempo olvidada. Sin embargo, es pro-bable
que el panorama político e his-tórico
nacional e internacional no fuera
propicio para su inauguración. Uno de
los más importantes acontecimientos
bélicos que durará los mismos años
(casi los mismos meses) que el mo-numento
estuvo almacenado, será la
declaración y desarrollo de la Primera
Guerra Mundial. Aunque la Gran Guerra
será una de las verdaderas causas del
rápido avance técnico de la aviación y
por lo tanto de la mejora de los avio-nes.
Fue un duro golpe a la Aeronáutica
Militar que no pudo adquirir aviones en
el extranjero como hasta ese momento
venía realizando según se explica más
adelante.
A pesar de que España se mantu-vo
neutral, el conflicto repercutió en la
sociedad del momento de una manera
más intensa de la que pudiera parecer.
Una de esas evidencias serán las pro-fundas
diferencias de pensamiento. El
país quedará dividido en dos bandos
de apoyo: uno a la facción germana y
otro a la aliada. Ni siquiera esta división
escaparía a nuestra realeza, donde la
madre de Alfonso XIII, María Cristina
de Habsburgo daría su apoyo al ban-do
alemán, y la reina consorte, Victoria
Eugenia, al anglo-francés. El conflicto
costó la vida de millones de personas y
creó un desgaste político y económico
a nivel mundial, que comenzó a cues-tionarse
el sentido de estas batallas.
España, dentro de su neutralidad, no
podía permitirse inaugurar un monu-mento
con una carga política y simbóli-ca
tan importante sin arriesgarse a que
la sociedad cuestionara aspectos deri-vados
del mismo45.
El mundo de la aviación, y los avan-ces
técnicos de la industria aeronáuti-ca,
tuvieron un papel protagonista en el
desarrollo de la Gran Guerra, mejoran-do
las capacidades y características de
los aparatos. España, sin embargo, su-frió
una inmediata escasez de repues-tos,
así como la imposibilidad de
reponer aeroplanos, conservando una
flota con modelos muy antiguos46. Al fi-nalizar
el conflicto, se pudieron adquirir,
a precios de ganga, gran número de
aviones procedentes de excedentes de
guerra, con los que volvió la actividad
aeronáutica en España. El cambio a
modelos con características muy supe-riores
hizo que la adaptación fuera dura
y costosa, provocando múltiples acci-dentes.
También se incrementó la acti-vidad
aeronáutica, por disponerse de
aviones y conocerse la importancia que
la aviación había alcanzado en la Gran
Guerra. Un claro indicador de este in-cremento
se encuentra en que fueran
convocados alrededor de un centenar
de oficiales para realizar los cursos de
piloto y observador de aeroplano, cuan-do
en las anteriores promociones lo
normal era en torno a 10 o 15, por lo
que aumentó el porcentaje de acciden-tes
aéreos y decesos47. De hecho, ana-lizando
el monumento, podremos ver
que el número de fallecidos en esos
años llegará a duplicarse48.
Otro de los factores que pudieron in-fluir
en el retraso de la inauguración es
la división social y política de la socie-dad
española por la Guerra de África,
en principio terrestre, pero con la inter-cesión
del servicio de Aeronáutica Mi-litar
a partir de 1913, que inició el uso
de aviones (y globos con anterioridad)
para su apoyo49. Finalizada la I Guerra
Mundial, el conflicto se recrudecerá,
produciendo un efecto negativo en las
clases sociales más desfavorecidas,
que como ellos mismos clamaban, po-nían
los muertos. La gestión del país
quedará en entredicho, dañándose la
imagen pública del rey así como la de
algunos sectores militares50. No obs-tante,
esta guerra tuvo algunos hechos
históricos destacables, como el cruce
en aeroplano del estrecho de Gibraltar
en 1914 por Emilio Herrera Linares y
José Ortiz Echagüe o el uso de los pri-meros
aviones de fabricación nacional
a partir de 1917 (los denominados Ba-rrón
Flecha)51.
Tras estos acontecimientos y en un
momento de relativa calma, se decidió
oficializar la llegada de nuestro monu-mento
a Madrid. El día elegido fue el 26
de junio de 1918, poco antes del medio-día.
Se intentó dar el empaque que me-recía
semejante acto y se enviaron
invitaciones personalizadas desde el
Ayuntamiento52. El evento también tuvo
una importante cobertura en los medios
de comunicación53. Según se relató, el
monumento se encontraba «tapado por
una tela con los colores de la bandera
nacional»54, que sería descubierto por el
rey Alfonso XIII que llegó «Esta mañana a
las once, … a la inauguración del mo-numento
elevado en la confluencia de
las calles de Ferraz y Rosales, a la me-moria
de las víctimas de la aviación mili-tar
»55.
Es posible que para paliar el largo
olvido al que se sometió a la escultu-ra,
unido a la intención de demostrar
la unidad y entusiasmo tanto de la Ca-sa
Real como del ámbito militar, hubo
una importante cobertura por parte de
ambos sectores: «Al acto asistieron S.
M. el Rey Don Alfonso XIII, que llegó
en lando un tipo de carruaje, acompa-ñado
del general Huertas; los infantes
D. Carlos, D. Fernando y D. Alfonso; el
general Weyler; don Juan de la Cierva
Padre; el ministro de la Guerra, general
Marina; el obispo de Sión, capitán ge-neral
de la región y gobernador militar
de la plaza … todos los oficiales alum-nos
de la Escuela Militar de Aviación,
con el coronel director de dicho Centro
de enseñanza, Sr. Moreno; los gene-rales
Sres. Fernández Silvestre, García
Vistas de África del norte. Calle con población y
riachuelo, principios de siglo XX, Fotografía en
blanco y negro, Toledo, Museo del Ejército
Invitación a la inauguración del Monumento a
las víctimas de la aviación militar española y
accidentes aéreos, emitida por el Ayuntamiento
de Madrid para los familiares del fallecido Juan
Vallespín Zayas, 1918, papel y tinta, Madrid,
Museo de Aeronáutica y Astronáutica