No ocurrió lo mismo el día 11 de junio de 1933, cuando el
Cuatro Vientos de Barberán y Collar llegó a Camagüey. Fue
testigo directo y participó en el recibimiento masivo a los pi-lotos
28
españoles. Tras la desaparición de estos el 20 de junio,
en el vuelo hacia Méjico, comenzó a proyectar su sueño de
volar a España como señal de gratitud a los pilotos muertos
realizando un raid Camagüey-Sevilla.
Cuando se fundó Cubana de Aviación Antonio Menéndez
ingresó en la compañía y voló con aeronaves comerciales del
tipo Trimotor Ford, realizando vuelos de más alcance y a ma-yor
velocidad, logrando experiencia en navegación aérea.
Había dejado la avioneta para volar un avión moderno. En
ese periodo empezó a presentar su proyecto de vuelo Cama-güey-
Sevilla en distintas instituciones, pero siempre sin éxito,
hasta que comprendió que nunca recibiría los apoyos nece-sarios
para financiar su proyectado en vuelo a España.
Acto de bautizo del «4 de Septiembre” en Cuba (Foto Crónica)
LOCKHEED MODELO SIRIUS 8
El Lockheed modelo Sirius 8 es un monoplano esta-dounidense
para dos tripulantes fabricado por Lockheed,
según diseño de los ingenieros Jack Northrop y Gerard
Vultee para atender una petición de Charles Limbergh que
adquirió el primero y más famoso aparato de este modelo
(concretamente anfibio). En total se construyeron 15 avio-nes
entre 1929 y 1930. (En la foto aparece el Sirius 8 A de
Menéndez, que es monoplaza)
Envergadura: 13,04 m
Longitud: 8.26 m
Peso en vacio: 1.945 kg
Peso cargado: 3.220 kg
Motor: Pratt&Whitney Wasp 450 hp
Velocidad maxima: 298 km/h
Velocidad de crucero: 241 km/h
Alcance: 1.569 km
En 1934, al enterarse que la Marina de Guerra Cubana pro-yectaba
crear una sección aeronáutica, Menéndez vio otra
posible vía para buscar el apoyo del Estado a su sueño y se
alistó como soldado de Infantería de Marina. A principios de
1935 se le nombró oficial-piloto, subteniente del Cuerpo de
Aviación, destinado en el aeropuerto de Rancho Boyeros (en
las afueras de La Habana).
Por estas fechas consiguió adquirir por 1.000 $ los restos
de un Lockheed, modelo Sirius 8 A, biplaza, al millonario
estadounidense Dupont, que había tenido un accidente al
aterrizar en Varadero y lo había abandonado en su rancho.
Para ello vendió su Waco e invirtió todos sus ahorros. Me-néndez
se consideraba buen mecánico y dedicó todos sus
recursos y sabiduría para restaurar e intentar poner en vue-lo
el avión.
Al mismo tiempo Menéndez presentó su proyecto al coro-nel
Ángel González, jefe de la Marina de Guerra, justificán-dolo
con el inmenso prestigio que recibiría el recién creado
Cuerpo de Aviación de la Marina Cubana y poder devolver
la visita que en 1933 se había recibido del «Cuatro Vientos»,
hazaña que todavía vibraba en el ambiente. El proyecto ini-cial
era repetir exactamente el mismo itinerario realizado por
Barberán y Collar en sentido contrario, pero había un proble-ma
insalvable, la autonomía. El Sirius, incluso con el máximo
de modificaciones, jamás podría saltar el Atlántico Central
como había hecho el Breguet XIX, por lo que después de
un nuevo estudio, se buscó una ruta en cuatro etapas (con
la travesía del Atlántico entre Natal y Dakar) muy similar a la
realizada en 1935 por Ignacio Pombo con el «Santander».
Este proyecto consiguió ilusionar al jefe de la Marina cuba-na
y fue rodando de despacho en despacho hasta que final-mente
es presentado al jefe del Ejército, coronel Fulgencio
Batista, que lo aprueba, «sugiriendo» bautizar el avión como
«Cuatro de Septiembre», en recuerdo de la fecha del levanta-miento
que le llevó a la jefatura del Ejército. La Marina empe-zó
a hacerse cargo de los gastos de la reparación y
transformación del Sirius5 que Menéndez había regalado. Las
mejoras consistieron en la reducción de la plaza trasera (del
copiloto) para la instalación de un depósito auxiliar de com-bustible
(como se había hecho en la Santander); se cambió el
motor por otro más potente y se le instaló una nueva hélice
de paso variable, con lo que se logró lo que fue denominado
un Sirius Especial.
Reportaje para Ahora. Delante del avión aparecen, entre otros, Menéndez
y el periodista Bedriñana. Obsérvese que un mecánico trabaja sobre la
segunda cabina donde ya se ha puesto el depósito de combustible pero
todavía no se ha cerrado