In memoriam
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El 20 de julio de 2019 falleció en Madrid, tras penosa y dilatada enferme-dad,
el general consejero togado (retirado) don Manuel Ortiz Calderón, pocos
días después de la festividad de la Virgen del Carmen, Patrona de la Marina
Española, en cuyo Cuerpo Jurídico de la Armada había ingresado en 1967.
El general Ortiz, vinculado a la Armada durante la mayor parte de su
brillante carrera jurídico-militar, perteneció a la estirpe de la Marina ferro-lana,
en cuyo Departamento o Zona Marítima del Cantábrico prestó servi-cios
desde su primer empleo de teniente auditor hasta su ascenso a teniente
coronel auditor. Se incorporó a la vieja Auditoría (con jurisdicción desde
el «Miño al Bidasoa») al frente de la cual desempeñaron, entre otros, el
señero oficio de auditor los coroneles (lembranzas do arredor galego) P.
Nuñez, M. Ojea, P. Torrente (fiscal) y E. Fdez-Piñeyro.
Manuel Ortiz bien pronto formó parte de un grupo de oficiales muy cua-lificados
que se beneficiaron del magisterio de José Francisco de Querol y
Lombardero, teniente general auditor honorario y magistrado del Tribunal
Supremo, asesinado cruelmente en Madrid por la banda terrorista ETA a fi-nales
del pasado siglo. Especialmente se recuerda a los oficiales generales y
particulares Manuel Areal, José Ramón Fdez. Areal, Luis Regalado, Rogelio
Martínez, Diego Ramos, Darío Romaní, José A. Jaudenes, A. Mozo y quien
escribe esta nota necrológica. Durante estos años también ejerció de forma
destacada como letrado en el Colegio de Abogados de Ferrol.
La devoción del general Ortiz Calderón por el amigo y maestro José de
Querol se hizo patente en su emocionada intervención oral durante el acto
inolvidable de presentación del Número 77 Extraordinario de la Revista
Española de Derecho Militar dedicado a su memoria en la ciudad departa-mental,
con la presencia de su viuda e hijos.
Destinado en el Cuartel General de la Armada (Madrid) destacó su
gran preparación profesional en materia de derecho administrativo, como
valioso asesor jurídico de los almirantes de Personal, que apreciaron en
aquel joven jurídico de la Armada un sólido y competente consejero en
los inextricables problemas que presentaba el personal militar y civil. En
aquella época (y, seguramente, no ha mejorado el panorama actual) eran
ciertas las palabras que Marcelo Martínez Alcubilla había escrito casi
un siglo antes (Diccionario de la Administración Española, Tomo XI,
Madrid, 1923): «Nada más confuso y caótico que la legislación sobre
nuestros elementos marítimos de guerra y sobre los organismos y cuer-pos
dedicados a su servicio. Recogerla y ordenarla es empresa difícil, y
su consecución verdadero milagro, que no pueden realizar quienes no se
hallen dotados de las condiciones sobrenaturales necesarias para operar
maravillas».
Revista Española de Derecho Militar. Núms. 111 y 112, enero-diciembre 2019