TeMaS PROFeSiOnaLeS
Finalmente, es necesario reseñar la peculiaridad del combate naval, del que
Pericles ya reseña que «no basta ejercitarse por algún tiempo; antes para
saberlo y aprender bien, conviene no ejercitarse en otra cosa»; esto fue utilizado
por Formión en su discurso y exhortación a los capitanes atenienses:
«Vienen confiados en una sola cosa, como si en ésta conviniese poner toda
su esperanza, es, a saber, en la gente de a pie que tienen, con la cual muchas
veces han conseguido la victoria en tierra, pensando que será́ lo mismo por
mar, en lo cual se engañan; porque si en la manera de guerrear en tierra ellos
tienen algún arte, nosotros la tenemos mucho mayor en pelear por mar. En
tener buen corazón ningunas ventajas nos llevan, que tan iguales somos los unos
como los otros; pero en ser más experimentados los unos en la mar y los otros
en la tierra, nos debe hacer más animosos y osados aquello en que tenemos
mayor esperanza.»
Conclusiones
Tucídides plantea en la Guerra del Peloponeso un dilema estratégico al que
tanto atenienses como espartanos debieron enfrentarse. Dado que las potencias
marítimas solo pueden ser vencidas en la mar, y las continentales en
tierra, las contiendas entre grandes estados marítimos y continentales muestran
una pequeña proclividad a finalizar en una situación de punto muerto.
Por otra parte, y al referirnos a la conocida como «trampa de Tucídides»,
podemos afirmar que la inevitabilidad de la Guerra del Peloponeso fue un
producto de las visiones subjetivas de los actores implicados, influidas de
forma decisiva por las diferencias estructurales entre Atenas y Esparta y por la
forma de valorar los diferentes intereses que, identificados por Tucídides,
pueden ser entendidos hoy en día como los imperativos de la seguridad nacional.
En esa inevitabilidad del enfrentamiento entre potencias, también interviene
la forma en que un actor entiende sus intereses nacionales o el modo en el que
están influidos por el entorno estratégico y por las diferencias culturales.
En suma, la Guerra del Peloponeso, como cualquier otro conflicto pasado o
futuro, fue necesaria e inevitable una vez que los actores implicados no vislumbraron
otra alternativa posible.
940 Junio