100 FERNANDO CABALLERO ECHEVARRÍA
concretar el plan de avance que se iniciaría en primavera, estudiando sobre
el terreno la situación de ese territorio.
Berenguer marcó a Silvestre que el objetivo a alcanzar sería «Tafersit,
para proseguir después nuestros avances hacia el Rif»23. Y en cuanto a
cómo actuar le decía que nadie mejor que él «sobre el terreno y poniendo sus
sobresalientes cualidades de hábil político y experto general, para elegir los
procedimientos» y le remarcaba que debía lograrlo «en la forma más rápida
e incruenta».
El 17 de marzo, el Alto Comisario informaba al ministro de Estado:
«Como consecuencia … de mi visita … en compañía del general Silvestre,
he dirigido a dicha autoridad … el programa de los objetivos inmediatos
a conseguir». Y sobre el plan general le decía: «Por lo que se refiere a
Alhucemas sería un desvarío pensar en una acción militar en los momentos
actuales. Otra cosa ocurrirá el día que tomado Tafersit y neutralizadas Tensaman,
Beni Ulixek, Beni Tuzin y Beni Said la acción llegue directamente a Beni
Urriaguel, en combinación con la influencia que sobre el Rif puede ejercerse
desde Xauen»24.
Establecidos los objetivos a la comandancia de Melilla, Silvestre,
como había hecho en Ceuta, se dedicó a conocer en detalle la situación de
las cabilas, el estado de sus tropas y a reorganizarlas para las futuras operaciones.
Durante los meses de abril y mayo, recontó sus fuerzas, prácticamente
las mismas que en 1914, incrementadas en algunas mías de policía;
algunas baterías y algunos viejos aeroplanos, que el Gobierno se dignó a
enviar.
Disponía de unos 24.000 efectivos y la 2ª escuadrilla de aviación,
contando con seis aparatos, tres de ellos desplegados desde 1913. Desde
1914 las fuerzas se habían incrementado en unos 3.000 hombres, escasos
refuerzos cuando sus líneas se iban a alargar 100 kilómetros y se trataba de
ocupar un territorio más de dos veces superior al controlado entonces, que
además se encontraba poblado por las cabilas más fanáticas y mejor armadas
de todo el Protectorado.
El material se encontraba en un pésimo estado, pues en su mayor
parte estaba desplegado desde 1909. El personal «europeo», en su mayoría
era conscripto (reemplazos 1917, 1918 y 1919). En cuanto a los voluntarios
apenas superaban los 2.400. Cada regimiento de infantería contaba con un
batallón reducido de unos 450 efectivos; mientras que el de caballería podía
organizar un escuadrón. El resto de voluntarios estaban integrados en el
23 Carta del 05MAR20 del Alto Comisario al General Fernández Silvestre.
24 Carta política número 5 del Alto Comisario al ministro de Estado de 17MAR20.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 100-148. ISSN: 0482-5748