154 CARLOS GONZÁLEZ ROSADO
de cierto número de ministros constituía el Majzén o gobierno; y el fraccionamiento
del territorio en cabilas o tribus, unidad social que se asentaba
sobre el principio de que todos debían subordinación al patriarca de la familia,
de ahí que el nombre de la cabila estuviese precedido del término beni,
que significa hijo de, pues en cierto modo todos los habitantes de una misma
cabila tenían cierta relación entre sí, pues si varias familias constituían el
clan, varios clanes constituían el aduar o poblado, varios aduares la fracción
y varias fracciones la cabila, pudiendo ser asimilada la fracción a la comarca
o provincia en España y la cabila a la región.
Aun así, si la autoridad religiosa del Sultán era acatada y respetada por
todos, no puede afirmarse lo mismo en lo que respecta a su autoridad como
gobernante, pues algunas cabilas, fiel a sus tradiciones y alejadas de toda
influencia del Majzén, vivían en anarquía permanente, negándose a pagar
impuestos y enfrentándose a cuantas mehalas enviaban los sultanes para someterlas,
siendo conocido este territorio como Bled el-Siba o país disidente,
frente al territorio sometido a la autoridad central que era conocido como
Bled el-Majzén. En 1909, el explorador francés Gabriel Delbrel lo definía
del siguiente modo: En general, las kabilas rifeñas son revoltosas, indómitas,
y no hacen caso del Majzén, burlándose de sus representantes; viviendo
en la más completa anarquía (Blond Álvarez del Manzano, 2012).
En este contexto, en 1902 había hecho su aparición en las inmediaciones
de Melilla Jilali Ben Driss Zirhouni al-Youssefi, el Roghi Bu-Hamara
o Pretendiente de la Burra, quien fingiendo ser hermano del sultán desafió
su autoridad, enfrentándose y derrotando a las mehalas que este envió para
someterlo, lo que alentó las sublevaciones en otras regiones de Marruecos y
le permitió establecer un reino independiente en el Rif oriental, donde contó
con el apoyo de las cabilas de Guelaya (Mazuza, Beni Bu Ifrur, Beni Sidel,
Beni Bugafar y Beni Sicar) ante la promesa de expulsión de los extranjeros.
Convertido de este modo en la única autoridad de la zona, en el verano
de 1907 el Roghi mantuvo contactos con los representantes de las compañías
mineras que operaban en el territorio, a los que a cambio de cuantiosas
compensaciones económicas concedió importantes concesiones, así como
permiso para la construcción de sendos ferrocarriles que unirían el puerto
de Melilla con los yacimientos de hierro del monte Uixan y los de plomo
argentífero del monte Afra, ambos en la cabila de Beni Bu Ifrur.
Ante lo que consideraron una traición, las cabilas cuestionaron la autoridad
del Roghi, creando tal situación de inestabilidad en la zona que el gobernador
militar de Melilla, general José Marina Vega, se vio obligado a implicarse
en la protección de los obreros ante los continuos incidentes con los cabileños,
además de en intentar evitar el creciente contrabando de armas que se efec
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 154-212. ISSN: 0482-5748