DE ANNUAL A PIZARRA 329
Durante la Semana Trágica, en 1909, «la Rosa de Fuego» volvió a
estallar. La CNT alentó la violencia de los obreros barceloneses con la excusa
de la movilización de varias quintas para ir a luchar a Melilla. La insurrección
se saldó con 78 muertos -75 civiles y 3 militares-, medio millar de
heridos y 112 edificios incendiados, de ellos 80 religiosos. Se dictaron 175
penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 penas de muerte.
Una década después una derrota de mucha mayor envergadura sacudió
la zona de Melilla. Cuando cayó Monte Arruit en manos de Abd el-Krim
el jefe rifeño envió una misiva a los zocos del Rif llamando a la guerra contra
los españoles. Todo el sistema defensivo español en la zona oriental del
Protectorado se desplomó como un castillo de naipes pero, frente lo que temían
los melillenses, los harqueños no se acercaron a la ciudad amurallada.
El 24 de julio de 1921 llegaba el Alto Comisario Berenguer, junto a
los primeros refuerzos, a Melilla; un batallón de Regimiento de la Corona,
la I Bandera de La Legión y el grupo de Regulares de Ceuta. Un día después
llegaban tres batallones de los regimientos Borbón, Extremadura y Granada,
de guarnición en la Península. Tropas que se unieron a los 3.000 hombres
que, con poca capacidad para operar en campo abierto, pero capacitados
para defender el recinto amurallado y líneas defensivas de Melilla ante un
ataque de las harcas, defendían la plaza en espera de refuerzos.
A finales de julio las conversaciones entre el ministro de la Guerra
vizconde de Eza y Berenguer giraban entorno a la necesidad de más armamento
y más tropas. El 31 llega a Melilla el nuevo comandante general,
Calvalcanti, de caballería, el héroe de Taxdirt.
El 1 de agosto Eza y Berenguer hablaban sobre los defensores de Nador
donde los moros habían hecho la propuesta de evacuar a los defensores
si entregaban el armamento, pero Berenguer declina la oferta pues piensa
que la guarnición podía resistir y «además creo sería muy útil para nuestro
avance». Eza pregunta a Berenguer sobre las responsabilidades de lo ocurrido
a lo que este contestó: «Respecto a las responsabilidades, yo me he limitado
hasta ahora a una serie de interrogatorios de los grupos de fugitivos que
se presentan y de algún oficial, porque como de V.E. muy bien puede existir
deficiencias que merezcan sanción...»7. En esta conversación se asienta la
base del futuro Expediente Picasso.
Los siete meses siguiente, entre finales de julio del 21 y febrero del
22, nacerán las decisiones, mitos, personajes, que habrían de desempeñar un
papel fundamental en el comienzo de la resolución del conflicto marroquí y
7 MIGUEL FRANCISCO, Luis: Morir en África, la epopeya de los soldados españoles en
el desastre de Annual. Crítica, Barcelona, 2014, p. 433.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 329-348. ISSN: 0482-5748