DE ANNUAL A PIZARRA 341
Si para ello no son necesarios todos los contingentes acumulados en esta
región, se repatriará, desde luego, el excedente. Otro tanto se hará con el que
se estima que resulte cuando desaparezcan los conatos del hermano de Abd
el-Krim por la parte de Gomara, y cuando se haya concluido la presión sobre
el Raisuni.
II. El vencimiento de los beniurriaguelés es completamente necesario y
parte sustancial de la campaña.
No se puede conseguir, ni se debe intentar, acudiendo a combatir con
ellos de cerro en cerro por su propio territorio:
a) Tan solo trabaríamos verdadero combate en los parajes que les deparasen
a ellos exorbitante ventaja.
b) Aunque, no obstante, siempre y sin revés alguno prevaleciésemos, nunca
alcanzaríamos el sometimiento ni una victoria formal, porque no tendrían
estos caracteres ni la ocupación de cerros innominados ni la rota de contingentes
ocasionales de fusiles.
c) Daríamos la ficticia sensación del propósito (que sería insensato e inútil)
de establecer la formación militar en el territorio interno de esta gente,
secularmente indómita, como si nos complaciésemos en dificultar y alejar el
ejercicio sobre ella del Protectorado genuino, y tal como queremos implantarle;
que es cabalmente en aquella región, con toda la imaginable lenidad , y
de cierto más tenue que en país tradicionalmente sumiso al Imperio.
d) Desde que acometiésemos tal empeño tan solamente pudiéramos darle
por cumplido terminando la ocupación de todo el territorio de Beni Urriaguel;
porque dondequiera que allí truncásemos la empresa daríamos, tanto y
más que ahora, sensación de ser detenidos por sus resistencias y jactancias y
el tiempo que se emplearía en aquel empeño a tales distancias de la base y por
el ignorado y difícil territorio patrio de los indómitos enemigos, sin el menor
provecho político de España.
Por estas razones, que disuaden de combatir de la manera antedicha a
las beniurriaguel, y más las otras razones que aconsejan vencerles, ocupando
en la bahía de Alhucemas las posiciones necesarias para establecer la continuidad
de la zona del Protectorado, por el litoral siquiera, y fortaleciendo
nuestro propio Peñón, este objetivo político-militar debe reputarse coronamiento
de la campaña. Hacia él han de converger concentrados y metodizados
los esfuerzos, y hemos de eludir la apariencia, dañosa e inexacta, de que
buscamos una ocupación militar del país y no la sola acción de Protectorado.
III. Las tres juntas consecutivas de ayer me dejaron convencido de que la
embestida a Alhucemas, como quiera que sea trazada, es operación singular,
desligada de los objetivos que estamos persiguiendo en las regiones extremas,
occidental y oriental. El único enlace consistiría en divertir y alejar la atención
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 341-348. ISSN: 0482-5748