UNIDADES INDÍGENAS EN EL MARCO DEL DESASTRE DE ANNUAL 187
El resultado de esta tragedia, según el Expediente Picasso13, fue la
muerte o desaparición de 13.363 hombres (10.973 españoles y 2.390 indígenas),
más de 600 heridos y 492 prisioneros, de los que sobrevivieron 326,
que serían liberados el 27 de enero de 1923, así como la pérdida de la mayor
parte de los recursos de la Comandancia General de Melilla, y junto a ellos
la pérdida de todo el territorio alcanzado desde 1912, que solo pudo ser recuperado
con la llegada de refuerzos en el transcurso de una nueva campaña
que se prolongó hasta finales de 1921, en el que se encontraron miles de
cadáveres a medida que se avanzaba.
ACTUACIÓN DE LAS UNIDADES INDÍGENAS
EN LA ZONA DE MELILLA EN EL VERANO DE 1921
Policía Indígena y harcas amigas
En lo que a la actuación de la Policía Indígena se refiere, en el aciago
verano de 1921 la comandancia general de Melilla disponía de 15 mías, 4
de ellas de retaguardia, la número 1 en Quebdana, la 2 en Mazuza, la 3 en
Beni Sicar y la 4 en Ulad Settut; 5 de apoyo, la número 5 en Beni-Bugafar,
la 6 en Beni-Sidel, la 7 en Beni-Buifrur, la 8 en Garet y la número 9 en Beni-
Buyahi; y 5 de contacto, numeradas del 10 al 15, con la número 14 en Beni
Tuzin y la número 15 en Tensaman, lo que suponía una plantilla de 3.516
hombres, de los que 3.291 eran indígenas.
Una fuerza que hasta entonces prestó importantes servicios de armas,
llevando junto al Grupo de Fuerzas Regulares de Melilla el peso de las operaciones,
combatiendo casi a diario ante un adversario que en la mayoría
de los casos eran sus propios vecinos y familiares, por ser reclutado su personal
en las mismas cabilas en las que operaba, con perjuicio para su labor
de vigilancia, que, según el Expediente Picasso, fue en gran parte uno de
los causantes de lo ocurrido en el territorio, pues, ante la idea de que eran
los policías los que llevaban el peso de los combates, mientras las tropas
españolas se limitaban a tareas de retaguardia, su moral quedó muy mermada
cuando la situación se tornó caótica, lo que hizo imposible mantenerlos
leales, especialmente en aquellos pequeños puestos en los que no había
oficiales españoles, o que cuando los hubo no estuvieron a la altura, salvo
honrosas excepciones.
13 Informe redactado por el general Juan Picasso González para el Consejo Supremo de
Guerra y Marina entre agosto de 1921 y enero de 1922 en relación con los hechos acontecidos
en la Comandancia General de Melilla entre julio y agosto de 1921.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 187-212. ISSN: 0482-5748