UNIDADES INDÍGENAS EN EL MARCO DEL DESASTRE DE ANNUAL 167
Policía Indígena. Unos 930 hombres para una fuerza de unos 40 mil efectivos
desplegados en Marruecos, frente a los más de 55 mil indígenas con
los que contaba Francia para una fuerza de algo más de 120 mil hombres
desplegados en África. Y esto, a pesar de que la experiencia de Francia en
el continente se remontaba a 1830, y es que, a diferencia de España, Francia
había estudiado en profundidad la guerra en el norte de África y estaba
convencida de que debían ser estas tropas las encargadas de llevar el peso
de las operaciones, por lo que había especializado a sus mandos en las particularidades
de este tipo de intervención (García del Río Fernández, 2014,
pp. 4-9). Una situación que comenzó a cambiar a mediados de 1911, en gran
medida gracias a la labor realizada por el Estado Mayor de Melilla que, ante
la previsión de nuevas operaciones, que finalmente tuvieron lugar entre los
meses de agosto de 1911 y mayo de 1912, durante la Campaña del Kert,
propuso la creación de nuevas unidades indígenas.
Y es que, siguiendo el modelo francés, fueron muchos los que propusieron
la creación de un ejército colonial en España, desde la prensa,
con publicaciones como El Mundo Militar, Ilustración Militar y La Correspondencia
Militar, hasta organizaciones de Africanistas como la Real
Sociedad Geográfica Española o la Sociedad Española de Africanistas y
Colonialistas, pasando por políticos como el Conde de Romanones y por
militares con experiencia en la Campaña de Melilla de 1909 y en la realización
de comisiones de servicio a Argelia, como el comandante Francisco
Echagüe Santoyo, que entre 1897 y 1906 estudió la organización
militar de Francia en Argelia; el capitán Federico Pita Espelosín, que en
1907 permaneció en el 1er Regimiento de Tiradores Argelinos, experiencia
que publicó en La Argelia francesa; o el capitán Miguel Cabanellas Ferrer,
que en 1910 proponía la creación de un grupo de escuadrones de 450
caballos e insistía en hacer del rifeño un soldado disciplinado, y que fiel a
estas ideas, ya de comandante, fue el primer jefe del grupo de escuadrones
de caballería de las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla y en 1913 el
organizador de la Mehal-la Jalifiana. Aunque sin duda alguna, la figura
más destacable fue el coronel Francisco Larrea Liso, quien desde 1909,
como encargado de los asuntos políticos y militares de la región de Quebdana,
intentó demostrar la capacidad del indígena cuando era mandado por
oficiales capacitados, y cuyo resultado fue la organización de la Policía
Indígena de Melilla el 31 de diciembre de 1909 y las Fuerzas Regulares
Indígenas de Melilla el 30 de junio de 1911, según dejó escrito el general
Emilio Mola Vidal en su artículo ¡Regulares!, publicado en la Revista Técnica
de Intendencia Militar número 8 de agosto de 1935 (García del Río
Fernández, 2014, pp. 4-9).
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 167-212. ISSN: 0482-5748