EL GENERAL MANUEL FERNÁNDEZ SILVESTRE: ANÁLISIS DE… 363
bastante para ser consciente de quién iba a ser su interlocutor directo con
España. No era necesario mostrar más fuerza que la de un único hombre, al
contrario del despliegue de hombres y materiales que solía exhibir la república
francesa.
Efectivamente, el gesto descontextualizado no deja de causar una impresión
de arrogancia fuera de lugar. Algo totalmente extraño en un militar
que, aunque hasta el momento ostenta una indudable buena hoja de servicios
que le permite contar con la confianza del gobierno, tampoco da pie a un
comportamiento semejante. En cambio, y atendiendo a semejante puesta en
escena, nombre del barco incluido, todo cobra más sentido ante el objetivo de
impresionar a un líder y posible aliado que, no lo olvidemos, hacía poco que
había puesto en jaque a grandes potencias como Estados Unidos y Francia y
que admiraba las muestras de valor y actitudes como la exhibida por Silvestre.
Estaba claro que, con este gesto, Silvestre da buena prueba de conocer
la psicología y talante de los marroquíes y de su posible adversario.
Algo, a todas luces, fundamental en cualquier tratado de estrategia.
Por descontado, la oportunidad que le ofrece este nombramiento a
Silvestre y los apoyos consecuentes también hace que empiecen a surgir
sus detractores, sobre todo, entre aquellos que han estado trabajando previamente
sobre el terreno y que ahora, lógicamente, se sienten desplazados.
Este es el caso, sin duda, del teniente coronel Dueñas, que ni siquiera acude
al muelle a recibirlo y traspasarle el mando de las tropas, o el ya mencionado
capitán Ovilo.
No cabe duda de que la llegada a Larache de Silvestre y el inicio de su
relación con el Raisuni serán los cimientos definitivos sobre los que comenzará
a forjarse el carácter mítico del personaje. No debemos negar que para
ello tuvo un importante papel una de las herramientas que él mismo supo
explotar como fue la prensa, ya fuese en su propio beneficio, como reprochan
muchos, o en beneficio de promover la labor de España en Marruecos
entre la propia sociedad española, la cual se estaba dejando influir más por
los periódicos que llegaban de Francia. Por descontado, a esto ayudaba la
abierta y amigable personalidad del propio Silvestre, que nunca dejaba de
atender a los corresponsales, a quienes, incluso, les permitía el acceso a las
expediciones que se llevaban a cabo.
El primer paso que lleva a cabo nada más tomar posesión de su cargo
es dejar bien claro, tanto a los marroquíes como a las fuerzas francesas,
que la presencia española no se iba a limitar al poco territorio en que se encontraba
ni iba a ser limitada en el tiempo. Esto requería exhibir al tiempo
un carácter diplomático para evitar problemas con Francia y uno resolutivo
que demostrase que no se iba a vacilar en imponer el orden en las zonas
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 363-412. ISSN: 0482-5748