EL GENERAL MANUEL FERNÁNDEZ SILVESTRE: ANÁLISIS DE… 371
la misión y donde se realiza una adaptación a los medios de los que se dispone,
pero nunca se limita la misión a según de lo que se dispone. Por tanto,
esto es un claro ejemplo de cómo se juzga la carrera y actuación de Silvestre
desde una óptica totalmente alejada de la realidad y del contexto militar en
la que esta se desarrollaba.
Con todo, sí hay que reconocer que hay elementos que dan pie a pensar
en ciertos roces entre los ministerios y Silvestre, debidos, probablemente,
al trato que este tiene con la prensa y del que ya se ha hablado. No se nos
debe escapar que, para los periódicos españoles de la época, informar de la
acción española en Marruecos es reducirla a glosar la figura de su máximo
responsable sobre el terreno. El cual, por otra parte, tiene para el lector un
innegable carisma y atractivo que aumenta a cada crónica.
Este exceso de protagonismo que le otorgan los medios bien pudo haber
despertado los recelos en el ministerio y alimentar la negativa imagen de
individualista y buscador de gloria que siempre ha acompañado a Silvestre,
cuando no hay modo de confirmar que él mismo estuviese promocionando
este tipo de campañas. No ayudaba, desde luego, la injerencia de los medios
en asuntos estrictamente militares, como cuando inician una suerte de campaña
generalizada para pedir el ascenso a coronel de Silvestre, algo totalmente
contrario a la escala cerrada que trataba de imponerse en aquellos momentos.
Así mismo, el entusiasmo que genera en la opinión pública el teniente
coronel, quien levanta una gran expectación a su paso en su primer viaje a la
península en diciembre de 1911 y donde es recibido como un héroe por las
autoridades de cada una de las etapas, es prueba de que, al menos en algunos
aspectos, la cuestión marroquí despertaba interés en la ciudadanía española,
sobre todo, cuando se cosechaban éxitos como los que estaba presentando
Silvestre. Cabe decir, además, que su popularidad no deja de ser beneficiosa
para la causa española en Marruecos, ya que suscita apoyos en los diversos
ambientes sociales que se le van abriendo y en los cuales, incluso, se hacen
donaciones de material, como los barracones Docker que consigue la presidenta
de la Cruz Roja y marquesa de Squilache.
Evidentemente, la labor y el éxito de Silvestre no puede serles indiferente
ni a Alfonso XIII ni al presidente Canalejas, con quienes entabla buena
relación en las sendas entrevistas que mantienen, al estar en perfecta sintonía
las respectivas visiones de cómo llevar a cabo la misión española en Marruecos.
Algo que, por otra parte, sirve para afianzar la hipótesis presentada
por muchos de que la carrera de Manuel Fernández Silvestre siempre estuvo
bajo el amparo del monarca, quien hacía todo lo posible por beneficiarla, a
pesar de que no hay pruebas de ello más allá de las conjeturas. Como se puede
ver, en esos momentos, Silvestre ya es una figura de reconocido prestigio
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 371-412. ISSN: 0482-5748