44 EMILIO DE DIEGO GARCÍA
La pregunta clave en medios populares:
¿qué se nos ha perdido a nosotros en Marruecos?
Una vez en marcha la cuestión del Protectorado se evidenció la necesidad
de batirse en una guerra, informal e irregular, y aparentemente absurda,
para llevar a cabo los compromisos adquiridos en el Tratado de Madrid
(27-XI-1912). Un desafío ante el que no hubo en España la armonía necesaria
entre el pueblo, los sucesivos gobiernos y las fuerzas armadas. Tampoco
existió el compromiso para asumir el esfuerzo y el sacrificio precisos para
alcanzar el triunfo.. En esas circunstancias los políticos buscaron, prioritariamente,
los réditos de las posiciones más favorables a sus intereses personales
y a los de su facción. Faltó un líder capaz de adoptar un programa
claro y decidido, para hacer sentir a la sociedad la conveniencia de aquella
empresa. Cuando el rey intentó jugar este papel, de manera más o menos
directa, fracasó. Sin embargo algún gobernante, como el conde de Romanones,
manifestaba al embajador de Estados Unidos en Madrid, Joseph E.
Willard que “Marruecos es para los españoles algo más que un problema
de expansión colonial…; un interés vital para España” en el que estaba la
garantía de la propia soberanía metropolitana28.
La fragmentación política y la división en el estamento militar minimizaron
las posibilidades de España, más allá de sus limitados recursos.
Lejos de trasmitir la sensación de fortaleza y seguridad para superar las
dificultades, se produjo todo lo contrario. Los sucesivos cambios de planes
políticos sobre lo que debía hacerse, se tradujeron en otros tantos bandazos
en cuanto a las operaciones militares. La ausencia de armonía entre el
pueblo y sus dirigentes provocó la desconfianza y la inseguridad general.
Faltó durante mucho tiempo la voluntad de vencer, el factor decisivo en toda
contienda. Todo ello alargó la guerra y la hizo más exigente en términos
humanos y materiales. Nuestra andadura por tierras norteafricanas a la sombra
de un Protectorado, que ni “protectores” ni “protegidos” aceptaron con
entusiasmo, tenía que resultar más costosa de lo esperado.
Ahí estarían las claves de la agitada peripecia española en el norte
de Marruecos, especialmente entre 1912 y 1927, con su punto álgido en el
periodo 1919-1923; aunque los conflictos empezaron antes, en particular
desde 1909, y continuarían hasta el citado 1927, con el desembarco en Alhucemas
(1925) como punto de inflexión decisivo29. La comprensión más
28 Montero Jiménez, José: Una puerta a los asuntos de Europa. Estados Unidos, España y
la cuestión marroquí, 1906-1928. Universidad Complutense, Madrid, 2011.
29 Blond Álvarez del Manzano, Carlos: “El Protectorado. Firma del convenio hispanofrancés
y guerra del Rif 1912-1927” y Fontenla Ballesta, Salvador: “Las campañas del
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 44-74. ISSN: 0482-5748