226 SALVADOR FONTENLA BALLESTA
para este año era Tafersit, para desde allí irradiar nuestra acción política,
poder proseguir el avance español hacia el interior del Rif y aislar la cabila
de Beni Said.
El envolvimiento de Beni Said se consideraba que era más factible
hacerlo por el sur, para evitar el macizo montañoso del monte Mauro, aunque
tenía el inconveniente de dejar el flanco norte de la penetración expuesta
a ataques provenientes de esta zona montañosa, muy apta para la lucha de
los rifeños.
Tafersit estaba situado en el valle del río Kert, a 70 kilómetros de Melilla,
en la vertiente oriental del Yebel Beni Tuzin, en el cruce de los caminos
a Taza y al Rif central y entre las cabilas de Beni Tuzin, Beni Ulixet, Zennaia
y Metalsa. Tenía una población, entre 2.500 y 3.000 habitantes, que vivían
en un conglomerado de viviendas, rodeadas de magníficas huertas.
Contradicciones operativas
Las operaciones militares para el envolvimiento de la cabila de Beni
Said y su adhesión, aprobada por el alto comisario, era un plan ambicioso,
que se contradecía con la decisión de que la Comandancia de Melilla tuviera
el esfuerzo secundario. Aunque fuera, como era de rigor, precedida y acompañada
de una intensa labor política, para ganarse a los notables de la cabila,
se necesitaba recursos económicos para ganar sus voluntades y suficiente
presencia de tropas para que fueran disuasorias.
La operación era muy arriesgada por su profundidad y por llevar un
flanco expuesto a los ataques en fuerza de las harcas rifeñas. Las acciones
políticas, aunque necesarias, no eran siempre seguras, sobre todo, teniendo
en cuenta el alargamiento de la línea del frente y de las rutas de abastecimiento.
La ocupación de Xauen en la zona occidental, que era la que llevaba
el esfuerzo principal, también era una operación profunda y arriesgada, aunque
tenía la potencia suficiente, con tres fuertes columnas.
La coincidencia en el tiempo, verano de 1920, de ambas operaciones,
separadas geográficamente y por la envergadura de las mismas iba contra el
principio de economía de medios, y por tanto contra el de capacidad de ejecución
porque, estando las dos acciones empeñadas, era inviable que alguna
pudiera romper el contacto para ir en apoyo de la otra, en tiempo oportuno.
Tampoco se contaba con reservas centralizadas en la Península, preparadas
y alertadas.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 226-246. ISSN: 0482-5748