EL GENERAL MANUEL FERNÁNDEZ SILVESTRE: ANÁLISIS DE… 381
tructuras a la población indígena y mejorar así su calidad de vida. Tampoco
ve este con buenos ojos la actitud del Raisuni por el peligro que suponía para
instaurar la paz, por lo que promueve el nombramiento de un nuevo jalifa
y lo sustituye, incluso, como bajá de Arcila por uno de sus oponentes. Algo
que repetirá también en Alcazarquivir y Larache, aislándolo así cada vez
más, hasta que, finalmente, se declara en rebeldía.
El general Alfau se encuentra con el problema de que su condición de
alto comisario no le permite ejercer un mando real sobre las tres comandancias,
las cuales a menudo actúan con total independencia a causa de las distancias
y las pobres comunicaciones. Por encima, estas pueden comunicarse
directamente con los ministerios de Guerra y Estado, con lo cual, en muchas
ocasiones se saltan la cadena de mando.
Semejante sistema hace comprensible que Alfau tenga pronto roces
con Silvestre en este tema. Así mismo, en sus comunicaciones con el ministro
Luque demuestra Alfau cierta animadversión hacia el comandante general,
informando de que, a pesar del entusiasmo y predisposición de Silvestre,
se ve obligado a frenar sus iniciativas al detectar en ellas intereses ocultos
de beneficio personal37. Que en apenas mes y medio en el cargo ya exprese
una opinión semejante y reconvenga varias veces a Silvestre el hecho de
enviar copia de sus informes a los ministerios no habla tanto de una posible
actitud arrogante por parte de Silvestre, acusación que muchos hacen alegando
que se sabía apoyado por las altas esferas, como de los empeños de un
comandante en jefe en dejar bien claro a un subordinado díscolo quién está
al mando. No parece haber motivos suficientes para tomar tal actitud, a no
ser que provengan de prejuicios hacia Silvestre que Alfau trajese consigo,
probablemente debidos a la gran popularidad del primero.
Por otra parte, la forma de actuar de Silvestre es la propia de un militar
que se encuentra sobre el terreno, tiene experiencia en lo que acontece en
la zona y trata de proponer acciones que le permitan cumplir con la misión
encomendada, como cuando solicita tomar Zinat alertando que es el bastión
al que el Raisuni irá a esconderse para iniciar la rebelión. Su propuesta no
será aprobada ni por Alfau ni por el ministerio, lo que deja claro que Silvestre
no se saltaba el escalafón en busca de apoyos superiores cada vez que no
podía hacer su voluntad.
Resulta, por tanto, sorprendente en este aspecto que autores como Serrano
Vélez mencionen una presunta carta de Alfonso XIII a Silvestre en la
que el monarca le da la razón en el asunto de Zinat. La afirmación que hace
este autor al transcribir la carta, sin cita ni referencia alguna a su proceden-
37 SERRANO VÉLEZ, Manuel: op. cit., pág. 177.
Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2021, pp. 381-412. ISSN: 0482-5748